Desde 1974 se celebra cada 5 de junio el día mundial del medio ambiente, pero ¿Qué aprendimos durante el camino, y que hacemos para mejorarlo?
Muchos de nuestros derechos, se reconocieron a partir de la revolución francesa, de ahí derivarían muchos tipos de derechos.
Hoy, por ejemplo, nuestra Constitución, en su última reforma, publicada en el DOF 15-05-2019, en el Art. 4° nos explica que tenemos derecho a la alimentación, salud, medioambiente, acceso al agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre; a la vivienda, identidad, cultura, y deporte. Esto suena esplendido y creo que es de motivarse a que se cumpla.
Pero la existencia de todo derecho implica el deber de alguien a garantizarlo. Pensemos en los movimientos que días atrás han ocurrido, para salvar árboles, para sembrar miles, en cientos de hectáreas. ¡Bien!, pues la idea de plantar árboles, pensamos que salvara nuestra vida ¿No?
¡Equivocados!, el Instituto de Investigación de Cambio Climático de Postdam realizo un estudio en donde concluye que no es la solución, tenemos tan altas concentraciones de CO2, que necesitaríamos plantar arboles en una tercera parte de la tierra. Y le cuestiono ¿Dejamos de cultivar?, ¿Dónde queda el derecho a la alimentación mundial? o si el aire está contaminado, ¿Dónde queda el derecho al medioambiente sano, o hacer deporte al aire libre?
El problema no se soluciona con sembrar árboles, ya que pensamos que, con esta acción, podemos seguir con nuestras costumbres, y como bien dijo Francisco de Quevedo y Villegas, “Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida o costumbres”.
¿Es bueno sembrar árboles?, ¡sí!, pero es mejor, dejar de usar el auto, exigir un mejor transporte público, y cambiar mentalidades. Los árboles no son el agente de cambio, somos cada uno.
Juntos estamos creando la tercera extinción del mundo con acciones negativas, tenemos que reflexionar y cambiar. Sin duda frente al universo, no somos nada, pero es según desde el enfoque que lo quiera ver, porque todo suma y nuestra pequeñez conlleva muchas responsabilidades.