En días pasados tuve la fortuna de estar en el Museo de Arte Sacro de la ciudad de Santiago de Querétaro exponiendo el tema de “Sanjuanenses camino de la santidad”
Francisco Pájaro Anaya
En días pasados tuve la fortuna de estar en el Museo de Arte Sacro de la ciudad de Santiago de Querétaro exponiendo el tema de “Sanjuanenses camino de la santidad”, es decir, hacer una pequeña remembranza sobre algunos ilustres sanjuanenses que, por su vida, por sus acciones, por su desarrollo en nuestra sociedad, pudieran llegar a considerarse santos de la iglesia católica y ser un ejemplo para todos los que somos católicos, pero también un ejemplo para los sanjuanenses de hoy de mañana.
Son cinco los personajes que pudiéramos considerar que sus vidas fueron ejemplo y que siguieron los mandatos evangélicos al pie de la letra, no para ser glorificados, si no para adorar a Dios y para atender a sus prójimos. Porque es un hecho que ellos no buscaron ser honrados, ni buscaron que se les glorificara, sino más bien solo cumplieron con una vida recta, llena de amor y de servicio.
Los sanjuanenses que consideramos que pudieran llegar a los altares son: el Excmo. Señor Obispo Don Nicolás Carlos Gómez de Cervantes Velázquez de la Cadena; Reverenda Madre Elisa Margarita Berruecos y Juvera; Muy Ilustre Señor Canónigo Monseñor Salvador Septién Uribe; Joven Manuel J. Campos Loyola. (Mártir); y el Reverendo Padre Santos Dal Bianco. (Misionero Xaveriano).
El Concilio Vaticano II nos enseña: “Todos los fieles cristianos, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la plenitud de la caridad” (Lumen gentium, 40), es decir, todos podemos ser santos; el mismo Cristo nos dice; “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48).
Es de mencionar que los personajes que mencionamos son de todos los tiempos, desde la época virreinal hasta finales del siglo XX, cuando tenemos a un misionero italiano que llegó a San Juan del Río y que hizo una labor extraordinaria en las comunidades más humildes del municipio, así como en la ciudad en donde fue un verdadero pastor para todos.
Algo que es de mencionar es que, al momento de estar en esa pequeña charla en la capital del estado, las personas que asistieron se interesaron mucho por San Juan del Río, por la historia de la ciudad y por los lugares que platicamos y que fueron donde desarrollaron su vida estos personajes. Creo que es indiscutible que se tiene que hablar más sobre nuestra ciudad y se tiene que hacer una mayor promoción sobre San Juan del Río, pero también se tiene que hablar de nuestros personajes, aquellos que, con su vida, como lo mencione anteriormente, son ejemplo para cada uno de nosotros y que, en este caso, esperamos que en algún momento nuestros ojos los puedan ver en la gloria de los altares.