Se realizan crecimientos urbanísticos alejados de los núcleos urbanos, o que no son aptos para desarrollo, y en lugar de abonar a compactar las ciudades, las dispersan
Liz Durán
Reiteradamente, se ha mencionado que las ciudades y sus tomadores de decisiones, deberán empatar el crecimiento urbano con la sustentabilidad ambiental, ya que esto es el principal objetivo base de toda ciudad que anhela ser optimizada.
Pero, al contrario, se realizan crecimientos urbanísticos alejados de los núcleos urbanos, o que no son aptos para desarrollo, y en lugar de abonar a compactar las ciudades, las dispersan.
Así nacen, desarrollos desconectados, de baja densidad, alejados y dando por resultado una urbanización fragmentada.
Este crecimiento, se llama en urbanismo, “leapfrogging” (salto de rana), ya que el crecimiento de la ciudad parece que es por saltos discontinuos.
Una ciudad debería desarrollarse del centro hacia afuera, pero de modo compacto, con los servicios e infraestructura, para seguir conectándose de forma eficiente, y articulada con transporte público, calles, banquetas, parques, jardines, y espacios públicos.
Y en el caso de un crecimiento “leapfroggig”, las distancias entre el centro y los desarrollos crea un fuerte impacto ambiental entre ellos, además de que la movilidad gira en torno del automóvil, generando pérdidas económicas por la distancia y el costo que implica.
Muchas veces, este crecimiento en México obedece a planes de desarrollo estatales, y municipales deficientes, o a constructoras, que compran terrenos en la periferia a bajo costo, urbanizan y lo ofrecen especulativamente.
Pero ¿Qué sucede, si no concluyen los desarrollos?, o ¡sí! ¿Ese desarrollo, se termina a medias, o no llegan los servicios e infraestructura que se prometió?
Obviamente, si se adquirió, el cliente vivirá una terrible pesadilla, al no poder acceder a una calidad de vida, por falta de servicios, o el costo que implicará el mantenimiento de su llamado “hogar”, con carencias en vivienda, en espacio público, áreas comunes, y en un costoso desplazamiento.
Es así, que la planificación urbana debe evitar el crecimiento en “leapfrogging”, que origina desequilibrios, daños al ambiente, y que no procura la tranquilidad en la psique de los habitantes.