Considero que las ciclovías emergentes tienen al menos tres beneficios. Uno tiene que ver con política de salud: la bici contribuye en la calidad del aire
Matías G. Durán Quintanar
En las políticas públicas, una ventana de oportunidad es un momento favorable, pero corto, para colocar una situación problemática en la agenda pública para resolverla con rapidez. Las ciclovías emergentes para mitigar la propagación de la COVID-19 es una ventana de oportunidad que los colectivos ciclistas ven con más claridad que las autoridades municipales de Querétaro.
Un legislador del Reino Unido recién sostuvo que en cualquier situación de crisis es probable que la solución pase por la bicicleta. Lo vimos en el sismo de septiembre de 2017 en CDMX y lo vemos en esta pandemia. Bogotá, Barcelona, y Filadelfia y hasta León han encontrado beneficios en implementar ciclovías emergentes. Sus gobiernos han actuado con responsabilidad y prontitud al establecer kilómetros nuevos de ciclovía para reducir la presión al transporte público.
Considero que las ciclovías emergentes tienen al menos tres beneficios. Uno tiene que ver con política de salud: se sabe que el uso de la bici contribuye en la mejora de los niveles de calidad del aire. Se ha visto que las personas infectadas por COVID-19 que habitan en una ciudad con un aire contaminado, tienen mayor probabilidad de fallecer que otras con buena calidad del aire. Otro beneficio es económico: el uso de la bici se anticipa a la reactivación económica que necesitamos. El Dutch Cycling Vision refiere que los ciclistas gastan hasta tres veces más de lo que gastan los conductores de auto en negocios locales y de barrio, y existe la correlación positiva entre infraestructura ciclista y mayores ventas al menudeo. Finalmente, las ciclovías emergentes fortalecen la resiliencia urbana para futuras situaciones críticas. Ya sea que se queden como parte de la red ciclista o porque la ciudadanía se familiariza con ella, las ciclovías abonan a la capacidad de respuesta y organización para futuros cataclismos.
El gobierno local aún está a tiempo de aprovechar la ventana de oportunidad para controlar la tasa de contagio y abonar en la movilidad urbana de esta ciudad. Como dijo Carme Miralles, geógrafa de de Barcelona: “Las ciudades que ahora no apuesten por la bici morirán”.
MT