A tan solo dos días de comenzar este 2021 nos enteramos por medio de un video en Twitter de los salarios de varios “intelectuales” en el Canal 11
Hugo Lora González
Con el comienzo del año y junto con algunas otras certezas como las bajas temperaturas, nos encontramos con aún otro caso de incoherencia en el gobierno federal. A tan solo dos días de comenzar este 2021 nos enteramos por medio de un video en Twitter de los salarios de varios “intelectuales” en el Canal 11 afines al movimiento de la cuarta transformación, entre ellos: Gibran Ramírez y Estefanía “Veloz”, conductores del programa “De Buena Fe”; Lorenzo Meyer Cossío, conductor de “La Hora H”; y, por último, a John Ackerman y Sabina Berman, exconductores del programa “John y Sabina”. Pero se preguntarán ¿por qué esto está mal?
Comenzaremos con un poco de contexto. El Canal Once es un órgano de apoyo del Instituto Politécnico Nacional (IPN), según su Ley Orgánica, que a su vez es un desconcentrado de la Secretaría de Educación Pública, por lo que los gastos de la televisora provienen del presupuesto federal y, por lo tanto, los mencionados anteriormente están dentro del paraguas laboral del presidente.
El video informaba que tanto Gibran como los demás cobraban entre 800 mil y un millón de pesos anuales, lo cual está confirmado por la plataforma de “Compranet” de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Primero, la reacción de este defensor del ejecutivo federal fue pésima. Culpó al grupo que todos hemos escuchado, pero nadie sabe quién son (los conservadores) de hacer una campaña en contra de la crítica frontal de su programa y después de esto publicó un pantallazo del último pago que le hizo el canal por la prestación de sus servicios el cual es de casi 36 mil pesos quincenales. Esto demostró su falta de sensibilidad ante un sector que, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), tiene un salario promedio de 12 mil pesos mensuales. Segundo, la supuesta “transformación” que promueve el presidente y sus seguidores es más de lo mismo de lo que siempre se quejaron: un gobierno que usa las instituciones para perpetuar su discurso y mantenerse en el poder y poner a amigos en puestos para los que no están preparados.
El que sean parte de la nómina de una secretaría o que le deban su trabajo a un servidor público o al presidente los hace consciente o inconscientemente ciegos ante los errores gubernamentales. Con esta y muchas más situaciones nos damos cuenta que durante este sexenio un trabajo es mucho más atractivo que la integridad.
MT