Nosotros como hijos, debemos de mostrar un agradecimiento permanente a nuestras Madres, y claro está, a nuestros Padres
Francisco Pájaro Anaya
Twitter: @fcopajaro
El próximo día 10 de mayo celebraremos en México el día de la Madre, una celebración que tiene su origen allá por el año de 1922, cuando don Rafael Alducin Bedolla, fundador del periódico “Excélsior”, hizo una invitación el 13 de abril del año mencionado, para que propusieran un día de festejo a las madres, instituyendo el día 10 de mayo como fecha en que los mexicanos celebraríamos a nuestras mamás.
Nuestras vidas, no se podrían entender sin la existencia de nuestras mamás, más allá del hecho biológico del nacimiento de una persona, la figura materna, hace que desde nuestro primer respiro, pasando por momentos alegres, difíciles y tristes, tengamos siempre el apoyo de nuestra Madre.
A veces, diría yo, muchas veces, nuestras Madres son incomprendidas, no las escuchamos, no les mostramos nuestro afecto, nuestro cariño y sin embargo ellas dan toda su vida por sus hijos.
Nosotros como hijos, debemos de mostrar un agradecimiento permanente a nuestras Madres, y claro está, a nuestros Padres, algo de lo más difícil en este mundo es ser agradecido, y muchas veces nos falta ser agradecidos con nuestros padres.
¡Qué ejemplo tan grande nos dan las madres trabajadoras!, aquellas que desde temprana hora salen de sus casas a su centro de trabajo y regresan a altas horas de la noche para estar con sus hijos después de una jornada ardua de trabajo, de problemas y quizás hasta viajando. Sin embargo hacen todo lo posible para que sus hijos salgan adelante, aun muchas veces a costa de su propia vida, de su descanso, y de su salud.
El corazón de una madre es siempre un corazón agradecido, un corazón del cual se desprende el amor a sus hijos y de sus hijos a quien les dio la vida. Un corazón agradecido siempre es feliz y por eso nuestras madres son felices con nosotros.
Sirvan estas líneas para agradecer a todas las mujeres que tienen la bendición de ser madres, por todo aquello que nos han dado a quienes somos sus hijos. Las madres queretanas, las madres mexicanas, son ejemplo de mujeres que enorgullecen a la sociedad. Quiero terminar estas líneas con las palabras que el Papa Francisco le dedico a la Virgen de Guadalupe en su visita en el Tepeyac y que quedan perfectas como palabras de un hijo a su madre.
“Mirarte simplemente, Madre,
dejar abierta sólo la mirada;
mirarte toda sin decirte nada,
decirte todo, mudo y reverente.
No perturbar el viento de tu frente;
sólo acunar mi soledad violada,
en tus ojos de Madre enamorada
y en tu nido de tierra trasparente.
Las horas se desploman; sacudidos,
muerden los hombres necios la basura
de la vida y de la muerte, con sus ruidos.
Mirarte, Madre; contemplarte apenas,
el corazón callado en tu ternura,
en tu casto silencio de azucenas”.