Muchas personas han de coincidir en que los delitos cometidos a través de las redes sociales deben considerarse como una forma de terrorismo y su sanción debe ser de mayor severidad a aquellos considerados como comunes. Una forma de evitar entrar en una situación delictiva ha sido atender las tantas recomendaciones que autoridades y especialistas difundimos a la población. Sin embargo, hay grupos vulnerables que siguen reprobando la “educación en redes” y, lo más lamentable, el internet se encuentra invadido de mentes criminales de todo tipo: roba casas, extorsionadores, secuestradores, seductores, homicidas y, ahora, aquellos que roban tu identidad y te general una esquizofrenia virtual. Lo curioso es que el sentido común puede darnos la idea de que la persona a la que leemos vive neurótico, frustrado y que tiene problemas psicológicos; pero al psicópata, inteligente, amable, empático y que tenemos como principal contacto y al que, seguramente, ya le hemos enviado una foto del lunar en el lugar más íntimo que tenemos, no sea muy difícil identificarlo como una persona peligrosa.
Hace un par de años, la Universidad de Birmingham publicó un estudio que explica cómo actúan los diferentes tipos de asesinos que utilizan Facebook para perpetrar sus crímenes. Según los investigadores (doctores en criminología David Wilson y Elizabeth Yardley) existen seis perfiles psicológicos que se han repetido en crímenes (48 asesinatos) en los que, de una forma u otra, han estado relacionadas las redes sociales.
El Antagonista es una persona que participa en intercambios agresivos y hostiles de palabras y mensajes en Facebook con varios interlocutores. Su ganancia es poder verse en la vida real con estas personas para actuar contra ellos de forma violenta y así demostrar su poder y auto confirmarse como el “acertado” en los comentarios que hace. Algunos Fantasiosos equilibran en la frágil línea de la realidad y la ficción, pero suelen perderse y así creer que son un seductor psicópata de película o un mesías salvador de las crisis en el mundo o el sabio que resuelve tus problemas. El más especializado es el Depredador, típico asesino o manipulador que crea un perfil falso en la Red para atraer a una víctima, reunirse con ella en la realidad y victimizarla posteriormente. Suele aprovecharse de las debilidades emocionales y pocas habilidades cognoscitivas de quienes aceptan “amigos” sin conocer nada de él, para luego entablar una relación de “confianza” y atacar posteriormente por sorpresa.
El Impostor o suplantador de identidades, tras acabar con su víctima, entra en su cuenta de Facebook para hacer creer al resto de personas que todavía sigue viva y hacer creer que sigue realizando tal o cual actividad, se ha cambiado de residencia o es víctima de una desgracia y pide ayuda económica. La persona con un perfil de Reactor es el caso más simple; es una persona que ve algo que le disgusta en Facebook y reacciona violentamente contra quien lo escribió, sin tener la capacidad de razonamiento adecuado ni tolerancia a estados de frustración. Aunque los comentarios no le atañen directamente, reacciona contrariamente por su contenido y el sentido en cómo está escrito. En algunos lugares podemos identificar al Informante, que es el que informa a sus amigos de Facebook de que va a cometer un asesinato, suicidio o un acto ilegal. Aunque las víctimas no son quienes lo leen, si representa un riesgo letal porque los conocemos en actos violentos en escuelas o plazas públicas.
Sería deseable que nuestras autoridades, estatales y municipales, tuvieran la atención de impulsar programas de prevención del delito en éste escenario. Bien por el Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro, A.C. por promover acciones de capacitación y difusión en la persona de su asociado, el Dr. Luis Felipe El-Sahili González, autor del libro: Psicología del Facebook.
Por: Juan Carlos García
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