Es erróneo penar que en la procuración de justicia, su aplicación y cumplimiento de leyes solo participan los profesionales de la abogacía, los abogados, o correctamente dicho, los licenciados en derecho. Ésta es un área en la que participamos los psicólogos en calidad de peritos en psicología jurídica y forense, los trabajadores sociales, los pedagogos, los criminólogos, criminalistas y muchos otros estudiosos de las ciencias sociales y penales.
Lo complicado en ello es lo incierto de la aplicación de cada profesional, de la dificultad en la determinación de sus límites y la interacción entre unas y otras disciplinas. Un ejemplo claro es el Trabajo Social Forense, vinculado más a herramientas y conceptos de las ciencias sociales, de la filosofía, de la psicología más que a lo estrictamente jurídico. Los profesionales en ésta área no son muy conocidos en los foros y tribunales pero si se les reconoce su importancia en articular las necesidades de la población en cuanto al cumplimiento de los derechos humanos, pues, como todo perito, asume un rol de asesor, evaluador y testigo pericial de situaciones que requiere la aplicación de las leyes. Su intervención puede ser determinante para esclarecer un hecho y aportar elementos suficientes para que la autoridad judicial emita su fallo.
Las pruebas que los peritos aportan llevan a confrontar aspectos teóricos, instrumentales y metodológicos entre las disciplinas forenses para que, finalmente, el juez resuelva y decida sobre cada proceso. Sin embargo, el trabajador social Forense tiene tres momentos de intervención: la defensa de los derechos de una persona; su orientación y asesoramiento de una defensa, en momentos previos a la actuación del juez. Segundo, en la elaboración y evaluaciones de reportes periciales durante la actuación de un proceso judicial, brindando la opinión especializada respecto a la incidencia de políticas y categorías familiares en situaciones bajo evaluación. En esta parte puede colaborar con el Perito en Psicología Jurídica y Forense para obtener credibilidad del testimonio en menores, personas discapacitadas o con gran deterioro cognitivo.
En una tercera forma de intervención, el Trabajador Social Forense actúa posteriormente a la decisión del juez ante situaciones individuales o familiares que son sentenciadas. Se dice, en éste sentido, que cuando el juez falla, el Trabajador Social sostiene.
El trabajador Social Forense tiene una relevante participación en procesos de adopción de menores, filiación, tenencia y custodia, cumplimiento de pensión, cuidado, protección y atención de personas (menores, adultos mayores), restablecimiento de derechos, divorcios, violencia y maltrato familiar, entre otros. Y su campo de trabajo está identificado en instituciones de asistencia social, públicas o en defensoría de derechos humanos, en Tribunales de Justicia, centros de mediación o en la consultoría privada.
La problemática actual es que el Trabajador Social Forense, con nivel técnico o de licenciatura, no está debidamente actualizado y su trabajo está poco reconocido por las autoridades y el público en general. Por ello, es loable que el Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro, AC coadyuve en la organización del Diplomado en Psicología jurídica y forense, con perspectivas en Trabajo Social forense, próximo a iniciar en la Ciudad de San Juan del Río.
Deseamos todo el éxito a los participantes, asistentes y docentes, y que marquen la pauta de la profesionalización de ésta disciplina amiga.
Por: Juan Carlos García Ramos, Psicólogo Clínico
Blog: www.psicologogarciaramos.bligoo.com.mx