Las interpretaciones de los hechos ocurridos han proliferado, sin embargo, ni el mismo Sr. Videgaray, funcionario entrenado para no aceptar jamás ni el más mínimo error de sus ineptitudes, como encargado de la Hacienda Nacional, de ninguna manera iba a dar una explicación satisfactoria para la burla que esta visita ha representado para la imagen presidencial y las relaciones bilaterales con los Estadios Unidos de Norteamérica, nuestro principal socio comercial, político y en seguridad. Descontando la absurda respuesta oficial relativa a que se trataba de estabilizar mercados: ¿Cuál fue la razón de la invitación? ¿Por qué un día antes de la entrega del cuarto informe de gobierno? ¿O esperaban que éste pelafustán cambiaría en algo? ¿Acaso no calcularon que se aprovecharía, para salvar en algo su campaña presidencial?.