Logo Al Dialogo
Logo Al Dialogo

A todos nos ha pasado: le diste toda la confianza y apoyo a una amiga y esta te acabó jugando rudo. O entregaste el alma en un proyecto de trabajo que resultó altamente exitoso y fue otro quien se paró el cuello ante los jefes. O bien, una compañera de trabajo se dedica a esparcir … Leer más

24 de octubre 2016

A todos nos ha pasado: le diste toda la confianza y apoyo a una amiga y esta te acabó jugando rudo. O entregaste el alma en un proyecto de trabajo que resultó altamente exitoso y fue otro quien se paró el cuello ante los jefes. O bien, una compañera de trabajo se dedica a esparcir chismes y rumores sobre tu persona y, cuando la confrontas, finge hacerse la ofendida.

En situaciones como las anteriores no podemos sentirnos menos que confundidos y decepcionados y acabamos reaccionando con vergüenza, enojo o tristeza. No solo queda dañada o rota nuestra relación con la persona que nos lastimó; a menudo le seguimos guardando resentimiento meses o años después.

¿Cómo curar nuestras heridas? ¿Cómo dejar atrás el penoso incidente sin que nos amargue la existencia? Dennis y Michelle Reina, quienes además de ser marido y mujer, son también ‘coaches’ de negocios, escribieron ‘Rebuilding trust in the workplace’, un libro en el que nos dicen exactamente lo que tenemos que hacer en situaciones como esta.

Ambos ostentan un doctorado en sistemas organizacionales y humanos y han ideado siete pasos para enfrentar de manera sana y constructiva el dolor que causa la amarga experiencia de sentirse traicionados: 1) Observar y reconocer aquello que pasó, 2) permitir que se manifieste la emoción, 3) buscar y recibir el apoyo de otros, 4) redimensionar la experiencia, 5) tomar responsabilidad de aquello que nos corresponda, 6) perdonar y perdonarse, 7) Seguir hacia adelante.

Lector/lectora: A lo largo de esta serie te iré compartiendo cada una de estas etapas con el detalle que cada una merece:

Observar y reconocer aquello que pasó: Cuando alguien cercano a nosotros ha traicionado nuestra confianza, tenemos –con toda razón– el derecho a sentirnos lastimados. Como primer paso en nuestro proceso de auto-sanación, debemos de poner atención a lo sucedido y reconocer por qué sucedió. La idea es que nos volvamos plenamente conscientes de todo aquello que pensamos y sentimos, para valorar la situación de manera más efectiva.

En esta etapa inicial resulta imperativo observar el impacto causado en nosotros por la traición de la que fuimos objeto, ya que tomar conciencia de nuestras emociones y sentimientos nos permitirá evaluar la gravedad del daño. Conviene preguntarnos: ¿De qué me siento decepcionado? ¿Me acongoja que otros me hayan hecho sentir como un inútil? ¿Me duele que no se reconocieran mis esfuerzos o que no me hayan escuchado?

Expresiones como las siguientes podrían ser representativas de cómo nos sentimos: “Me siento usada”, “me pregunto qué hice para merecer esto”, “siento que se me faltó al respeto”. “me siento vejado y agraviado”, “siento una gran decepción”, “me avergüenza todo este asunto”.

Permitir que se manifieste la emoción: El segundo paso en el proceso de la auto-sanación tras una traición es muy sencillo: abrir el corazón para que fluya el sentimiento y, si la pena es dura, dejar salir el llanto. De las siete etapas, esta es la más difícil y resulta clave para empezar a salir del hoyo. Muchas veces, en ocasiones como estas, intentamos minimizar los daños y vanamente pretendemos convencernos a nosotros mismos de que “no me fue tan mal”. Lo cierto es que, si no hacemos patentes nuestras emociones, lo único que haremos será embotellarlas y estas buscarán la manera de abrirse camino más adelante, de manera quizá impredecible.

¿Qué dicen los autores del citado libro al respecto?: “No puedes sanarte de aquello que no hayas expresado, sobre todo a ti mismo. Cuando no te das permiso de expresar tus sentimientos, cometes el error de no reconocer lo que sucedió y de qué manera te ha impactado. De alguna manera, te traicionas tú mismo. Los sentimientos reprimidos e irresueltos pueden afectar tu desarrollo profesional y personal, aún después del paso de los años”.

Uno de los riesgos de no liberar las emociones que llevas dentro es acabar por sentirte una víctima inocente y contemplar pasivamente cómo te corroen la amargura y el resentimiento. La animadversión no resuelta solamente entorpecerá tus pensamientos y, como resultado, te sentirás falto de energía.

Si, por el contrario, permites que tu sentir ante lo acontecido se manifieste espontáneamente, iniciará tu proceso de sanación; disminuirá tu dolor y empezarás a ver luz al final del túnel. De acuerdo con los doctores Reina, una vez que hagas lo aconsejado empezarás a sentir menos tensión en hombros y cuello y menos agobio en tu corazón.

El próximo martes te compartiré más pormenores de cómo podemos sanarnos cuando aquellos en quienes confiábamos nos dan la espalda.

(*) Doctor en Comunicación por la Universidad de Ohio y Máster en Periodismo por la Universidad de Iowa

Logo Al Dialogo
CREAMOS Y DISTRIBUIMOS
CONTENIDO DE VALOR
DOMICILIO
Avenida Constituyentes 109, int.11, colonia Carretas.
C.P.76050. Santiago de Querétaro, Querétaro.
AD Comunicaciones S de RL de CV
REDES SOCIALES
Logo Al Dialogo
© 2024 AD Comunicaciones / Todos los derechos reservados