Permitir que se manifieste la emoción: El segundo paso en el proceso de la auto-sanación tras una traición es muy sencillo: abrir el corazón para que fluya el sentimiento y, si la pena es dura, dejar salir el llanto. De las siete etapas, esta es la más difícil y resulta clave para empezar a salir del hoyo. Muchas veces, en ocasiones como estas, intentamos minimizar los daños y vanamente pretendemos convencernos a nosotros mismos de que “no me fue tan mal”. Lo cierto es que, si no hacemos patentes nuestras emociones, lo único que haremos será embotellarlas y estas buscarán la manera de abrirse camino más adelante, de manera quizá impredecible.