Un establo de verdad no es el sitio del “alegre portal” que las costumbres cristianas construyeron durante la historia que le siguió a la celebración del nacimiento de Jesús. Nació en la miseria y en la suciedad. La historia del portal de Belén, con los animales cobijándolo, pareciera ser un sitio donde hay calor, que está cerrado, con paja, con una vela y un leño encendido: Un pesebre limpio y amable.
Un establo real es la casa habitada por los animales, la prisión de los animales que trabajan para el hombre. Un establo de la antigüedad nada tiene que ver con las caballerizas de los ricos o una cabaña elegante. Debió ser un lugar medio cerrado, o sea, en donde el frío invernal pegaba a sus padres. Debió ser un lugar con estiércol y mal oliente, ya que en un establo viven los animales. Y, por si fuese poco, en medio de la oscuridad.
Esos establos no eran más que cuatro troncos rústicos, con un empedrado sucio y con un techo de paja.
Belén era una pequeña comunidad; es muy probable que lo único que tenía fueren unas cuantas granjas esparcidas. Nada de alumbrado público, ni de calles, ni de banquetas, ni de instalaciones sanitarias.
Este origen de la vida de Jesús, año con año, pasa por nuestras manos cuando ponemos el nacimiento. Cualquiera de los que adornamos en casa mejoran de manera sustancial la escena original. La historia fue más cruda, más fría y más ruda. Nada de pañales desechables, ni mamilas, ni carreolas, ni chambritas, ni todo el resto del kit.
Solo los brazos, las palabras y la calidez de sus padres.
¿Por qué fue así su nacimiento?
Se trataba del nacimiento de un nuevo Rey. Fue tal la preocupación que le causó a Herodes enterarse, por los magos, del nacimiento de un nuevo Rey, que mando matar a cuanto niño recién nacido existiese. Pero se trataba de un Rey distinto. No el Rey que heredaría grandes tierras o riquezas. Ni tampoco el Rey que tendría un gran ejército. Se trataba de un Rey distinto.
Nace rodeado de animales que antes eran adorados, las convierte en bestias domesticadas que le dan calor. Luego aparecen los pastores, seres solitarios y distantes. Los de aquella época eran pobres y no despreciaban a los pobres, sencillos como niños, que se conmovieron al ver el parto de una extranjera. Se acercan a dar lo poco que tenían, pero que era mucho: un par de huevos, una jarra con leche o una gallina para hacer caldo a la parturienta.
Nace acompañado de dos seres humanos comprometidos, perseguidos y rechazados. Pero unidos y dispuestos a todo. Es probable que una buena parte de la historia que la Biblia narra haya dejado de lado detalles de lo que pasó durante las siguientes noches.
Usualmente conmemoramos su nacimiento y ya. Se nos va de la conciencia el considerar lo que debió representar ese día y los que siguieron porque el ejército venía tras de ellos. O sea, que al otro día debieron mudarse a otro sitio, imagino, parecido. Y al otro y al otro. ¿Se imagina la angustia? Sin alimentos, en un burro (que no es el animal más veloz) y en pleno invierno. A todo ello, sus padres se sobrepusieron y ganaron esas batallas. Al Rey lo acompañó desde su nacimiento el amor y el coraje de sus padres. La nobleza que sus padres le dieron sería el estandarte que portaría a lo largo de su vida.
No nació en un establo por casualidad.
¿Por qué el hombre más puro nació en el lugar más sucio? ¿No es acaso el mundo un establo globalizado donde los hombres se estercolizan? ¿No es un establo donde, como bestias salvajes, unos a otros nos amenazamos y tratamos de sacarle la ventaja al otro en cada transacción? ¿No es parte del establo la corrupción? ¿Nos son ya el internet y las redes sociales un establo donde se comparte el estiércol a diario y a todas horas? ¿No es un establo que la sociedad civilizada que se supone que somos se haya convertido en un espacio de desconfianza y de violencia? ¿No es parte del estiércol la intolerancia hacia todo y por cualquier cosa?
Desde que llegó al mundo envió un mensaje: déjense de egoísmos y perversidades. La Biblia hace referencia al dinero solamente como símbolo de división. Este reto que deja su nacimiento muestra que se requiere de observación y entendimiento de uno mismo y del prójimo, de la sensibilidad para entender qué somos y por qué estamos en este mundo. Demanda el ser y estar con los demás. Las angustias producto del modelo de la vida moderna generan distracciones y apartan al ser de lo que es esencial. Que si ya me hace falta esto o lo otro o quiero un mejor auto o una casa más grande o la versión última del iPhone.
La Noche de Paz es una conmemoración que convoca al desprendimiento de un montón de cosas y asuntos para alcanzar un mayor nivel de conciencia. La Noche de Paz llega nuevamente, y con ella la oportunidad de quitar lo que luego más estorba, más ciega, para hacer bueno el deseo que expresó una y otra vez.
La Paz sea con ustedes (vaya, que a la comunidad global le urge una dosis intensa de paz).
Les deseamos a nuestros lectores una feliz Noche de Paz 2016.
