Hace ya 161 años que allá en España se dio la primera ‘Corrida de la Beneficencia’ autorizada por el Papa Pío IX, y desde entonces la fiesta de los toros ha estado vinculada de manera muy estrecha con el ‘altruismo’. En días pasados, se dio anuncio del festejo a celebrarse el próximo 12 de diciembre en la Plaza México en beneficio de los damnificados de los pasados sismos con un cartel de postín, en donde destaca el regreso a los ruedos del mítico torero José Tomás, y en donde los 8 diestros participantes no percibirán ingreso alguno por su actuación.
Sin embargo, creo que se están olvidando de la esencia de este festejo, que sin duda debe de ser el de entregar la mayor cantidad de recursos monetarios posibles a nuestros damnificados. Únicamente se conformarán con entregar lo que se logre recabar de la taquilla, que de seguro será un lleno hasta la bandera, argumentando la empresa que no habrá transmisión por TV por tratarse de una corrida que no está considerada dentro de la temporada normal, sin acordarse de que muchos aficionados ya sabemos que el torero de Galapagar no permite ser transmitido. Independientemente de ese manejo mercadológico y financiero del diestro, ¿por qué limitarse únicamente a recaudar una cantidad determinada?, siendo que este evento bien pudo ser vendido bajo el esquema de PPV, o bien teniendo un poco de más visión, pasarlo en algunas salas cinematográficas en determinadas ciudades taurinas ambos con el mismo fin, ¿se imaginan a cuánto ascendería la cantidad final a entregar?
El aficionado requiere de ver corridas de toros y más de esta relevancia, ¿por qué sujetarse a los caprichos de José Tomás, siendo que había más toreros dispuestos a participar?. De igual modo, hace unos días se comentó el regreso a los ruedos de Morante de la Puebla para mediados de 2018 bajo la administración de Manolo Lozano, cosa que alegró los corazones de muchos ‘Morantistas’; sin embargo, también hace el anuncio que igualmente él ya no se dejará transmitir por TV. ¿A dónde quieren llevar a la fiesta de los toros como espectáculo? Realmente no lo sé, pero me lo imagino. Lo que sí sé y está muy claro es que la carencia de verdaderos aficionados en la actualidad es preocupante y con este tipo de actitudes egoístas la fiesta de los toros seguirá perdiendo interés.
