Las bondades de más zonas comerciales y lujosas áreas habitacionales en las mismas zonas de grandes ciudades contrastan con las implicaciones negativas que nos proporcionaría información sobre la distancia y tiempo invertido de los trabajadores para ir a sus casas. ¿Podría imaginar que a mayor distancia implica una menor igualdad?
Un indicador no puede explicar una realidad. Para comprender un problema se requiere analizar en conjunto diversas métricas. Para observar las implicaciones podríamos incluir la distancia y tiempo que los trabajadores invierten para llegar al lugar de trabajo, regresar o llevar a sus hijos a la escuela. Imagine la estadística de estos trabajadores divididos en grupos por decil de ingreso y al colocar al lado esta métrica. ¿Qué mostraría?
La evidencia empírica nos diría que los trabajadores de menor ingreso requerirán más tiempo para llegar a sus viviendas por una mayor distancia o por la saturación de transporte público a estas zonas exclusivas. La evidencia en datos se refleja en los adjetivos para la promoción de estos lugares: exclusividad, éxito, lujo, buen vivir, la mejor zona, etc. ¿Esta costumbre es exclusiva de México?
En España las políticas de uso de suelo local obligan a crear zonas mixtas como en Barcelona o Pontevedra. Más que una intensión ecológica para disminuir el uso del auto, la política de uso de suelo implica un interés en la disminución de la desigualdad económica en el espacio habitacional y en el público. Eso implica que requerimos mezclar en lugar de crear exclusión.
Francia quiere ir más lejos. El programa de educación de Emmanuel Macron busca que los institutos educativos públicos que atienden a niños y jóvenes vecinos del lugar cambien este proceso que ha creado una cierta exclusividad. Buscan recibir alumnos de todos los ingresos para crear una “mixidad” que refleje la realidad. En México antes de alguna reforma sería valioso contar con esta simple información. ¿Usted a cuánto tiempo y distancia está de su trabajo?