En julio, el futuro secretario de la SCT anunció una consulta para conocer el destino del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. El plebiscito fue agendado para el 28 de octubre de 2018 y como bien dice el dicho: ‘no hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla’.
Estamos a dos fines de semana de que la consulta se lleve a cabo. Una consulta al margen de la Constitución, solamente podría haber sido realizada en días de elecciones federales y previamente avalada por la Suprema Corte.
Pero la Constitución, ¿Eso qué es?
El desparpajo con el que se han conducido los artífices de la consulta es pavoroso. AMLO exigió que se realizaran espacios informativos en radio y televisión, foros en donde se expusieran puntos a favor y en contra. Todos han cumplido las órdenes. Los únicos que no han hecho la chamba son los mismos que pidieron la consulta. Mucha improvisación, mucho desconocimiento.
Nunca hubo reglas claras, nunca supimos quiénes serían los encuestadores, nunca nos dijeron cuáles serían las preguntas por contestar. Peor aún, nunca nos dijeron que no votaremos todos.
Apenas esta semana, fueron señaladas las bases para la consulta: la República Mexicana tiene 2464 municipios pero solo 538 van a votar, ¿Razón de lo anterior? Se desconoce. México tiene 127 millones 500 mil habitantes pero la consulta tendrá un estimado de 500 mil participantes, ¿Esa es la verdadera voluntad del pueblo bueno y sabio? ¿El 0.39% de los mexicanos va a decidir por el resto?
Cuatro meses después del anuncio y a dos semanas de la espontánea consulta, AMLO manifestó que el nuevo gobierno no tiene dinero para continuar el NAICM pero que está dispuesto a entregar la obra a la inversión privada. Una idea que la opinión fifí siempre le sugirió.
Por lo tanto, se pueden concluir dos cosas: 1. Posiblemente, el nuevo gobierno no continuará el NAICM y, 2. Con alta probabilidad tendremos un nuevo aeropuerto con dinero privado, lo cual es una buena noticia para México.
La idea de la consulta no sirvió. La opinión del pueblo no valdrá. Comienza el desencanto de los que votaron por AMLO y por la promesa de cancelar el NAICM.