Diariamente, queda en tela de juicio la famosa Cuarta Transformación del presidente electo. AMLO pregonó que la corrupción y que el tráfico de influencias terminaría cuando fuera presidente y para sorpresa más de propios que de extraños, no es (ni será) así.
La semana anterior, fuimos testigos del clan Morena-Partido Verde: del ‘pacto de los kiwis’. El cambalache de 5 diputados (como fichas), para solapar el capricho del Gobernador de Chiapas de convertirse en Senador. Dos cargos públicos y la mayoría absoluta; la Constitución prostituida.
Tal vez siguen sucediendo estas cosas porque aún no es 1 de diciembre.
Además, seremos testigos de la primera decisión de AMLO a mano alzada en plaza pública. El Instituto Nacional Electoral (INE), no ha recibido solicitud por parte del equipo de AMLO para organizar la consulta sobre el Nuevo Aeropuerto, agendada para el próximo 28 de octubre.
Vaya incongruencia no tener definidas las bases en un asunto tan importante. No hay cuestionarios, no se sabe qué encuestadoras llevarán a cabo la consulta. Lo único que sabemos es que la deliberación vendrá de gente como usted y como yo, que no tenemos una peregrina idea sobre la construcción de un aeropuerto, seguridad aérea, ingeniería de suelo, comercio exterior, etc.
Pagamos impuestos y por ende, el sueldo del gobierno. Máxime, sobre nosotros recae la decisión. AMLO se lava las manos en frente del pueblo sabio.
En lo que respecta al Nuevo Aeropuerto, AMLO se encuentra comprometido con votantes e inversionistas. En la campaña, juró revisar contratos, tumbar el Nuevo Aeropuerto y destruir cualquier cosa que oliera al PRIAN. Sin embargo, cancelar una obra de la magnitud del NAICM es una señal peligrosa para los inversionistas.
Tal vez AMLO repudia el Nuevo Aeropuerto pero suspira por el Tren Maya.
Lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Si el aeropuerto no debe construirse en un país pobre; un Tren turístico, ¿sí? ¿En el sur no hay pobres? Si cancela el Nuevo Aeropuerto, el Tren Maya también corre riesgo de ser cancelado… por el pueblo sabio del sur.
La cruda realidad presidencial merodea al eterno candidato.