Seth Pérez Melesio
El error de confundir la efectividad de un tratamiento otorgándole la responsabilidad solamente al médico que prescribe, tiene consecuencias negativas. Para solucionar los problemas de México, se ha comparado al país con un enfermo que requiere diagnóstico y tratamiento médico. En parte, es válido, pero en caso de poca o nula sanación, ¿qué puede impedir la recuperación y qué se puede hacer?
En primer lugar, se requeriría diferenciar dos tipos de situaciones por medir. Primero, en las que el paciente se encuentra en un hospital y tanto el médico tratante como el equipo de apoyo toman responsabilidad total del procedimiento. Por otro lado, cuando el médico solamente identifica que el tratamiento debe ser administrado por el paciente y el enfermo requiere adicionalmente realizar algunos esfuerzos como cambio de costumbres. Ya sea una dieta más sana o hacer ejercicio.
En el segundo caso, para medir la efectividad del tratamiento se requeriría por igual medir el cumplimiento estricto de las indicaciones como el apego al cambio de hábitos, adicionalmente a la adecuada toma de medicamentos. Ambos actores son responsables en la recuperación y sería injusto asignar una culpa al doctor si el enfermo no cumple su parte.
En grandes problemas nacionales vivimos situaciones similares. Las acciones de Gobierno pueden contribuir poco para solucionar problemas complejos, sin importar el tamaño del gasto, la voluntad política o el uso de la fórmula o medicina correcta. Un ejemplo es el poco cumplimiento de la ley, normas o reglamentos, entre otros temas como los de vialidad o la corrupción.
El Gobierno puede desincentivar con multas la voluntad de muchos, puede poner mayor vigilancia, mejorar en procesos internos para evitar ventanas de impunidad, hacer campañas y muchas otras acciones que serán poco para terminar con todos los vehículos infractores o la corrupción en todos los niveles. Los ciudadanos requerimos hacer nuestra parte y debemos ser evaluados también. ¿Usted qué opina?