José Luis Oliva
Querida lectora, cada mente es un universo único, una individual cosmogonía detrás de los ojos que rozan estas letras, mágica reunión estos centímetros cuadrados de papel o de pixeles, se congrega una comunidad que encuentra en el viajar y en compartir las experiencias, una contemplación sublime de la efímera eternidad del gozo. Sigamos compartiendo, voces de queridas lectoras siguen a un párrafo introductorio sobre la más elevada creación arquitectónica.
Los 54 museos del Vaticano con sus 20,000 objetos de arte expuestos (de un total de 70,000) son la más grande expresión artística del mundo, en variedad temporal y temática, una constante calidad que causa arrobo a cualquier persona sin importar sus creencias. Además del profundo significado místico y la amplitud espiritual que cada rincón supone para los casi 7 millones de visitantes anuales, el Vaticano, todo, es la cúspide del arte y armonía de esta humanidad.
1. Los secretos multimedia.
Fuimos dos días después de su inauguración, fue casi en primavera del 2018. Este increíble espectáculo multimedia con teatro, acrobacias, música de Sting, es una maravilla, es un portento. Una gran experiencia este “Miguel Angel y los secretos de la capilla Sistina”. El creador de todo esto es el que ha hecho ya 4 espectáculos de inauguración para olimpiadas. Las mujeres del grupo nos fuimos en el carrito, aunque en realidad el Auditorio Cociliazione está muy cerca de la Capilla Sistina.
2. La Cucaracha y el género.
Como mujer feminista, no podía dejar de festejar en “la cucaracha”, el restaurant mexicano que está muy cerquita del Vaticano. Fue el nombramiento de Bárbara Jatta al frente de los museos del Vaticano, coincidió con mi viaje de hace dos años, ¡que suerte!
3. Elevarse sin volar.
Para mi subir hasta la linterna, lo más alto de la cúpula de la Basílica de San Pedro es la experiencia más sublime de mi existencia. Tres veces lo he hecho y las tres han sido verdaderas ascensiones de mi espíritu. Los monumentos desfilan frente a tu mirada atenta, estas a más de 50 metros de altura y en la subida percibiste cientos de objetos hermosos. Esta última vez, como abuela con mi nieta, fue el más grande regalo que he recibido.