El día de ayer, los sanjuanenses realizaron la tradicional visita al templo de Jesusito de la Portería, para rezar delante de la venerada imagen el tradicional rito de los treinta y tres credos; tradición que se remonta hasta la época virreinal y que probablemente fue consecuencia del rito que se realizaba en el templo de San Agustín en la ciudad de Santiago de Querétaro, en donde según la tradición el Cristo de la portada del templo se comenzó a mover y a iluminar, y entonces año tras año se conmemoro este suceso.
En el caso de nuestra ciudad, este rezo se pierde en los años y en los siglos, desde tiempo inmemorial el primer viernes del mes de marzo, se acostumbra visitar a la venerada imagen de Jesusito, como tradicionalmente los sanjuanenses llaman a la pintura de Jesús de Nazaret camino al calvario, y que según la costumbre fue pintada por un reo en el año de 1731 y aunque fue borrada apareció milagrosamente con más color y más definición.
Hace algunos años, recuerdo como de pequeño acompañaba a mis padres, sobretodo en la noche que era lo tradicional, a realizar el rezo correspondiente y nos encontrábamos a gran cantidad de personas que venían incluso de lugares distantes como Tequisquiapan o Amealco y que llegaban exclusivamente a venerar la imagen aparecida en nuestra ciudad.
No solamente en esta fecha se realizaba la visita a Jesusito, era costumbre también que las mujeres embarazadas visitaran para pedir por el buen nacimiento del bebe y posteriormente era presentado el recién nacido ante la milagrosa imagen. Muchos contraían matrimonio en el pequeño templo, manifestando su devoción; muchísimos de nuestros mayores hacían de manera constante la visita a la sagrada imagen. Ahora, si bien es cierto, sigue la devoción, esta debiera de reforzarse y dar a conocer esta devoción tan propia de San Juan del Río.
Este año, por una casualidad, no cae esta tradición dentro del periodo de la cuaresma, como normalmente sucede y que pareciera que es propio de este tiempo, sin embargo la devoción permanece y la visita al Jesusito de la portería se realizó con fe y devoción, tal y como lo hicieron miles de queretanos que en días pasados peregrinaron de diversos puntos del estado para llegar a nuestra ciudad y visitar la venerada imagen.
Así las cosas, esta devoción que perdura por los siglos, es parte de lo que identifica a nuestra ciudad, y lo que nos hace orgullosos de tener una historia y una tradición tan arraigada, que nos compromete a trasmitirla a las siguientes generaciones para que ellas a la vez la continúen y la trasladen a quienes vendrán en el tiempo.