En este “ritual taurico”, que es la tauromaquia, se encuentran inmersos aspectos tan básicos, tan esenciales como lo son la vida y la muerte, circunstancias a las cuáles ambos protagonistas están expuestos. Por un lado, ese es el destino del toro de lidia, pelear y defender su vida en un ruedo en base a su bravura y fortaleza. Por otro lado, el diestro que busca la gloria y el triunfo en basado en su valor e inteligencia. Pero en alguna ocasión se han preguntado, ¿Qué es lo que pasa por la mente de los toreros para decidir regresar al ruedo después de un percance?.
Para entender un poco mejor esto tenemos dos claros ejemplos de diestros que tras haber estado en circunstancias sumamente complicadas, uno por haber sufrido un fuerte percance en la Plaza de Toros de la Misericordia en Octubre del 2011 sufriendo lesiones tanto en el ojo como en el oído izquierdo, y el otro por haber librado una fuerte batalla con ese peligroso toro llamado “Cáncer” que lo tuvo prácticamente en circunstancias muy delicadas durante 4 meses, y ambos regresan a los ruedos para obtener el triunfo y el reconocimiento. Juan José Padilla tuvo la desgracia de perder el ojo y parte de la sensibilidad en el oído, situación que lo puso en clara desventaja ante los bureles ya que esto repercute en términos de simetría, profundidad de campo y percepción de la velocidad. Sin embargo su gusto, afición y esa necesidad personal que siente por la fiesta de los toros lo ha hecho volver a pesar de esa limitación. Por otro lado, a Javier Castaño, se le detectó un cáncer que tenía que ser atendido de inmediato a base de quimioterapias y otro tipo de tratamientos, para sobreponerse a todo y regresar a La Maestranza de Sevilla para enfrentarse a unos “Miuras” igual de peligrosos que su enfermedad y tener una actuación digna y convincente fuertemente reconocida.
Deducir que es lo que pasa por sus mentes para decidir volver a torear es complicado, algunos comentan que es una fuerte necesidad, otros que vuelven por que le deben mucho al toro, otros argumentan que son gracias a lo que quieren y hacen, etc. Frases y argumentos existirán muchos y variados, pero lo que sí es un común denominador es que para la mayoría de los toreos el estar frente al toro sintiendo su respiración y controlando su propio medio es definitivamente una filosofía de vida.