Sergio Arellano
Al término de la semana pasada, tuve la oportunidad de escuchar a Leo Zuckermann, gran periodista mexicano que ha adquirido popularidad por su programa ‘La hora de opinar’, en ForoTv. La pregunta de reflexión fue ¿cómo se percibe el Estado de derecho en México? Con la transición del poder, se eligió un presidente de izquierda; muchos pensarían que habría cambios sustanciales. Aquí el panorama.
Durante el tiempo que ha gobernado Andrés Manuel López Obrador, hemos visto que un 74 por ciento de las licitaciones han sido por asignación directa. Esta situación incomodaba en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Por otro lado, se registró el mes más violento en la historia nacional; superando las cifras de la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón. Tomando en consideración que apenas se conforma la Guardia Nacional para las tareas de seguridad.
A la fecha, Transparencia Internacional nos coloca en el lugar 138 de 180 países evaluados en el índice de impunidad; mientras que la Universidad de las Américas de Puebla, nos posiciona en el lugar 4 de 69. ¿Por qué seguimos tan rezagados?
Sigamos con el diagnóstico general. Observamos una austeridad republicana que ha sido desigual en cuanto a salarios, pero efectiva en gastos superfluos. Algo positivo. Fuimos testigos de la renegociación de un Tratado de Libre Comercio, que hoy goza de sumisión si nos acotamos al informe presentado al Senado por parte del canciller Marcelo Ebrard. Acontecemos una inestabilidad económica, entre otras razones, por la pérdida millonaria en relación a la suspensión del aeropuerto en construcción; esquema que desestabiliza las finanzas públicas afectando directamente al producto interno bruto.
Si hacemos una comparación con las administraciones de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, veremos que el crecimiento anual será mucho menor de acuerdo al Fondo Monetario Internacional. Entre otros ejemplos que podríamos enumerar, lo que resalto es que la cosmovisión del deber ser dentro de un aspecto legal abraza la viabilidad económica, el valor de la corresponsabilidad, el respeto a los derechos humanos como eje rector, y el ejercicio de las obligaciones que cada uno tiene para perfeccionar el rumbo de su comunidad. Sirva el presente para darnos cuenta de la realidad y generar propuesta.