Israel ha peleado contra sus vecinos árabes y musulmanes toda clase de guerras: convencionales, asimétricas, antisubversivas, antiterroristas y ahora se enfrenta a una modalidad de guerra híbrida que plantea demasiadas dudas.
La última guerra de Israel contra Líbano ocurrió en julio-agosto de 2006 y en ella Israel utilizó primero todo su poder aéreo para reducir a escombros las principales ciudades del sur de Líbano y el aeropuerto de Beirut, luego utilizó su ejército, especialmente sus blindados y además el poder marítimo para bloquear las costas libanesas. En realidad, la guerra no fue contra el ejército de Líbano sino contra la milicia Hezbolá, de patrocinio iraní, que desde hace décadas se ha establecido en este país.
El resultado de esta guerra fue el desplazamiento de un millón de libaneses y entre 300 y 500 mil israelíes y daños en la infraestructura de ambos países. Tomará 50 años restituir los bosques de Israel dañados, entre otras muchas cosas. Tanto Israel como Hamás utilizaron armamento prohibido, como las bombas de racimo israelíes que causaron bajas aún posteriormente al término del conflicto. Son los judíos la primera potencia regional y pese a ello, no lograron la victoria; la propaganda de Hamás aún hoy proclama la “derrota” israelí en Líbano. Tampoco fue tal, pero se enfrentaron a un nuevo modo de combate para el que no estaban preparados.
Hezbolá logró destruir buena parte de un aeropuerto militar, dañó el cuartel general de uno delos ejércitos judíos e impactó al menos 2 barcos due guerra así como más de 50 tanques israelíes.
En medio de la campaña electoral del país judío, Hezbolá ha lanzado nuevos ataques a Israel, quien de inmediato ha respondido bombardeando infraestructura libanesa y enviando 2 drones suicidas, esto es, que estallan al alcanzar su blanco, pero no lograron su objetivo y uno fue capturado por Hezbolá.
Este es el panorama actual de una nueva edición de esta guerra interminable, en la que Israel trata de acabar con quien considera su principal enemigo, Irán. A ello obedecen los recientes ataques a Líbano y en Siria. El problema es que con nuevas tácticas de uno y otro bando, el conflicto cada vez está más lejos de lograr un punto final.