En una encuesta reciente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) arrojó que lo que más preocupaba como desafío urbano a los habitantes de las ciudades
Liz Durán
1 Noviembre 2019
En una encuesta reciente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) arrojó que lo que más preocupaba como desafío urbano a los habitantes de las ciudades era el rubro de la desigualdad socioeconómica; en segundo lugar, la infraestructura y servicios públicos.
¿Pero, por qué existe la desigualdad económica entre los ciudadanos, en las ciudades?
Es la diferencia de oportunidades, capacidades, o como menciona BID, de las habilidades. Esa falta de habilidades –por muchas razones– tiene como consecuencia el ver insostenible el costo de vivir en una ciudad.
Las personas lo traducen en desigualdad, exclusión, baja calidad de vida y alto costo de bienes.
Los sectores lo manifiestan en menor o mayor intensidad en algunas ciudades, y así surge desde el reclamo, hasta la violencia mayor, ante la falta de un oído atento.
Las ciudades deben ser lugar de oportunidades, derechos, vida y seguridad en todos los aspectos. Muchas veces los ciudadanos únicamente necesitamos Gobiernos que pongan orden, que respeten derechos y que no se salten las normas para beneficiar a minorías que maneja capitales y mueven la ciudad a su conveniencia.
Una medida que bien parece sencilla, pero a algunos Gobiernos aún les cuesta entender, y que abonaría a que el ciudadano se sienta respetado. Cierto, las ciudades tienen problemas comunes de desarrollo urbano, como el déficit de infraestructura, servicios públicos, degradación del medioambiente, problemas de asequibilidad en transporte, vivienda, servicios, desequilibrios en el ámbito laboral y problemas de cohesión social.
Aun así, las ciudades son generadoras de avance social, donde las desigualdades pueden aceptarse, si se avanza en construir espacios y situaciones con beneficios de manera colectiva.
Como dato, hace unos días, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó que la desocupación laboral pasará de un 9.3 por ciento a 9.4 por ciento en 2020, un dato fuerte para analizar. Bien vale cada día, replantear demandas, objetivos, evitar malentendidos y buscar soluciones que abonen a mejorar nuestras ciudades