Hace 35 años nació uno de los principales estadio de futbol de México. Vio la luz el templo futbolero de Querétaro. Dicen los que vivieron aquella famosa inauguración que las filas de personas se extendieron hasta la colonia Prados del Mirador, una peregrinación a la cancha, la primera de muchas, la primera de todas.
Fue el único nuevo estadio para el Mundial de México 1986, específicamente fue el estadio de México 86, nació para ser epicentro de pasiones de generaciones de queretanos que han dejado lagrimas, sonrisas, vida en sus tribunas… por algo lo queremos tanto.
En algún momento se habló de que era un estadio maldito por el incierto futuro que tenían los equipos locales que lo ocuparon. El problema fue la inestabilidad de diferentes administraciones que no dieron el ancho y fracasaron en diferentes etapas. Afortunadamente para la afición queretana son ya varios años de tener a Gallos Blancos en Primera División, en su casa, con su gente y con futuro.
Miles de queretanos han vivido momentos gloriosos, mágicos en sus tribunas, con sus césped de testigo. Desde los partidos de México 86, el mítico concierto de Rod Stewart en Querétaro, finales del futbol mexicano, sufrimiento y alegrías de Gallos Blancos en incontables momentos.
El Corregidora nació para darle alegría a una ciudad, para ser escenario en el que su cumplen sueños, en el que nace el amor, la vida, la pasión. Nació para ver a Emilio Butragueño meter cuatro goles en un mundial, nació para que la juventud queretana de 1989 rompiera sus puertas y viviera una noche de rock, nació para ser casa de Mauro Gerk y sus Gallos Blancos, nació para llenar de vida una ciudad que vibra por los espectáculos que lo llenan.
Que vivas muchos años más Estadio Corregidora, no existe una sensación equiparable con subir tus escaleras, ver tus luces, ver tu césped, escuchar tus latidos, gritar tus goles… puro gozo, puro amor.