La dupla Biden-Harris se ha manifestado dispuesta a relanzar el liderazgo norteamericano en el mundo, abandonado por Trump
Alejandro Gutiérrez Balboa/Columnista
Varios aspectos a destacar de la victoria electoral de Joe Biden: Uno, difícilmente terminará un período de 8 años, en caso de que se reelija en 2024. Tiene 78 años, por lo que desde ahora se debe observar y analizar la figura de Kamala Harris, la vicepresidenta.
Ella es liberal, al estilo de los demócratas norteamericanos, promotora de una participación mayor del gobierno en varios ámbitos, y proclive a negociaciones y acuerdos con regímenes de izquierda, por lo que los populismos latinoamericanos ven su arribo al poder detrás de Biden, con esperanza.
Dos, el éxito del triunfo se debe de manera destacada a que en la campaña evadieron la confrontación radical planteada por Trump quien los señaló hasta de comunistas, y se mostraron como ubicados en el centro, lejanos de extremismos. Por fin regresa un manejo más racional del mando.
Tres, a pesar de indudables deficiencias, de la complejidad propia del proceso y de algunos abusos en el proceso electoral, difícilmente se revertirá el resultado, como esperan Trump y sus simpatizantes alrededor del mundo.
Cuatro, la dupla Biden-Harris se ha manifestado dispuesta a relanzar el liderazgo norteamericano en el mundo, abandonado por Trump. Pero también a terminar la polarización y ataques a los medios de que el aún presidente hizo gala. Regresa la sensatez y la serenidad al gobierno norteamericano.
Finalmente, son de esperar una serie de acuerdos y negociaciones con la OTAN, con Irán, con China, con acuerdos comerciales pendientes, en materia ambiental, en la urgente redirección del manejo de la pandemia y hasta en armamentos. El trato a México será difícil.