Es una costumbre el normalizar e invisibilizar a estas personas que requieren apoyo y fortaleza para salir adelante
Sergio Arellano
Algunos se preguntarán, ¿de qué hablará? Francamente es un tema que nos incumbe al estar insertos en una colectividad. Cuando hablamos de un acceso a la igualdad de derechos, podemos dimensionarlo en dos sentidos. El primero, hablando desde el aspecto que le compete a los tres poderes de la unión. Cada uno, desde su normatividad orgánica, debe priorizar el pleno goce de los derechos contenidos en nuestra constitución. En un segundo término, podríamos referirnos a la construcción social. Entre las personas que conviven día a día, cabe la obligación de procurar la mayor inclusión posible. Todo esto, en vista de que el aparato estatal puede ser omiso en el cumplimiento de sus funciones. Si las instituciones no cubren las necesidades de la población, no significa que la ciudadanía también sea indiferente. Con esto, me refiero, a que la sociedad civil organizada, tiene una responsabilidad enorme con la solidaridad y la resiliencia.
En países como España, se empezó a regular el fenómeno de la “aporofobia” el cual tiene un fondo verdaderamente interesante que puede ser materializado en nuestro marco jurídico. En otras palabras, este concepto hace referencia al rechazo al extranjero. Pero no a cualquier persona que proviene de otra nacionalidad. Estarán de acuerdo conmigo en que, la derrama económica que provoca el turismo es muy gratificante. La diferencia recae cuando, por ejemplo, son migrantes sin hogar y en situación de pobreza. Es una costumbre el normalizar e invisibilizar a estas personas que requieren apoyo y fortaleza para salir adelante. Me asombra como podemos caminar en las calles y algunos se alejan de quienes piden limosna. En países europeos, en vista del maltrato constante hacia este sector vulnerable, comenzaron a tipificar esta clase de descalificaciones como delitos de odio; nosotros en Querétaro, tenemos un gran avance. Gracias al empeño de las y los defensores de derechos humanos, la legislatura local, ha empezado a tocar el tema de los discursos de odio como una connotación de discriminación.
La aporofobia nos invita a seguir estudiando este fenómeno, sus causas y la posible implementación de políticas públicas que dignifiquen sus condiciones de vida.