El nuevo gobierno habrá de modificar radicalmente la posición norteamericana frente a Rusia y es de esperarse, también frente a los principales enemigos y desafíos de el país en una forma diametralmente opuesta a la mantenida por Trump
Alejandro Gutiérrez Balboa
La asunción de Joseph Robinette Biden Jr. como el 46º presidente de Estado Unidos marca un giro importante en varias direcciones.
Primero, se da una jura del cargo en medio de un impresionante dispositivo de seguridad, debido a los motines que condujeron a la toma del Capitolio por turbas de simpatizantes de Donald Trump, pero también de enemigos de éste. En efecto, se ha comprobado la presencia de agitadores de grupos radicales de izquierda y de anarquistas entre las turbas que se colaron a la sede del Legislativo norteamericano.
De hecho, el FBI está a la caza de una mujer joven que habría robado la computadora de la oficina de la presidente de la Cámara de Representantes, Nanci Pelosi, una férrea opositora de Trump y que, como consecuencia de los motines, ha demandado el enjuiciamiento del presidente saliente. La computadora habría sido ofrecida a un ruso y con ello, a la inteligencia rusa.
El nuevo gobierno habrá de modificar radicalmente la posición norteamericana frente a Rusia y es de esperarse, también frente a los principales enemigos y desafíos de el país en una forma diametralmente opuesta a la mantenida por Trump. La era del populismo en Estados Unidos termina y muy posiblemente por muchísimos años, para desencanto de sus “fans” alrededor del mundo.
Lo que ha torpedeado el futuro de la corriente política de Trump en su propio país es precisamente el desprecio a la ley, a las instituciones y a la verdad. Los conservadores republicanos habrán de buscarse otro líder mucho más creíble, con autoridad y prestigio y claramente distinto a la línea de Trump, tarea nada fácil.
De igual forma, cambiará la postura hacia nuestro país. El haber sido el penúltimo en el mundo en reconocer el triunfo de Biden y felicitarlo por ello, las restricciones a los agentes norteamericanos y las posturas populistas de nuestro gobierno, sin duda, tendrán consecuencias nada buenas.