Desde la academia, desde la ciudadanía, desde la iniciativa privada y desde la política debemos tomar acción sobre un recurso que se está agotando
Diana García Cejudo
Ya que a pesar de que sabemos que la vida útil del acuífero llega a su límite, que la explotación del recurso hidríco agota las reservas, que se tienen pérdidas significativas (40%) por la falta de mantenimiento del sistema y que nuestro consumo irracional apremia las urgencias y que año tras año queremos que llueva para evitar la sequía, pero sufrimos de grandes inundaciones y por lo tanto pérdidas en nuestra ciudad. ¿Aún dudamos que hemos llegado al día cero?
Algunos expertos evocan este concepto como un punto de quiebre, en donde ya no hay vuelta atrás y enfrentamos una nueva realidad. El constante tandeo de agua, las pérdidas materiales y humanas que trae consigo cada temporada de lluvias, las sequías dominantes en el paisaje y un sistema cada vez más roto me lleva a pensar que este día ha llegado. Es evidente que no se comprende la relación agua-ciudad y por ende las acciones -traducidas en proyectos y obras- resultan ser inconscientes e insuficientes. Esta relación agua-ciudad que podría ser un ciclo virtuoso se ha roto.
Y no podemos olvidar que nuestro mejor y peor ejemplo es el Río Querétaro. Esta desmemoria hídrica que ha fracturado la relación histórica, cultural y natural. Si bien, se han hecho esfuerzos de regeneración en la parte central de nuestra ciudad, el problema y la degradación son evidentes. El día cero para el río y para nuestra ciudad ha llegado. Ya no podemos cambiar los efectos de un modelo de ciudad que rompe todos los ciclos naturales, pero sí podemos dialogar, actuar e intervenir de manera inteligente este sistema.
Desde la academia, desde la ciudadanía, desde la iniciativa privada y desde la política debemos tomar acción sobre un recurso que se está agotando, sobre un sistema que ofrece grandes oportunidades de reconectarnos, de establecer agendas con más esperanza. Este es el sueño que estamos gestando, una ciudad donde el agua es un medio para unirnos, donde podemos encontrarnos y conectarnos a la naturaleza. Que el agua sea lo que nos mueva a mejores realidades comunes.
Finalmente, no tenemos opción, tampoco tiempo, nos queda mucho por hacer.