Carlos Olguín
Luego de que en su tercer informe el presidente de nuestro país dijera que ya no hay abusos de derechos humanos en nuestro territorio, ese mismo día se exhibió a elementos de la Guardia Nacional y del INM pateando la cara de una persona al parecer de origen haitiano, y en general abusando incluso de niñ@s que eran golpeados. Desde hace una semana, esta es la crónica diaria de la frontera sur que evidencia la vergonzosa forma en que nosotros tratamos a los migrantes que dista mucho de cómo se trata a nuestros paisanos en la frontera norte con EUA. De verdad que es preocupante el nivel de violencia que se utiliza con esas personas.
Hay que decirlo. Saben a lo que se enfrentan y aun así deciden correr todos los riesgos que esa decisión implica, porque no solo es pasar la GN y el INM. No; ahí apenas empiezan los peligros: crimen organizado, trata de personas, el tren, enfermedades, pobreza, abusos de autoridades y un largo camino en el que no pocas personas pierden la vida.
Este es un asunto donde el migrante ghanés Ousman Umar, creador del proyecto NASCO Feeding Minds, una ONG con sede en Ghana y Barcelona a través de la cual brinda educación en su país natal –y que pretende dar a conocer los problemas de la inmigración y propone la formación en nuevas tecnologías como la mejor salida de la pobreza–, nos comparte mucho del mismo problema que se presenta en todo el mundo. Todas las personas queremos huir de la desgracia y lo peor que podemos hacer es perder la empatía por su sufrimiento poniéndoles un muro militar y orangutanes que los golpean.
Cierto es que debe de haber un orden en la migración, pero cuando esas personas ya están en la frontera, la batalla está perdida. Ahí no es el lugar para atacar el problema de la migración; el mejor lugar para atacarla se encuentra en sus propios países de origen, en lograr que tengan oportunidades. La educación es la clave. Nadie abandona su familia sabiendo los peligros que corre por gusto; lo hacen justamente por la necesidad que sienten y la urgencia de poder ayudar de otra manera a sus seres queridos.
Haití acaba de pasar por una crisis política derivada del asesinato de su presidente y a ello se le sumó un terrible terremoto que dejó muerte, destrucción y mucho dolor a su paso, pero no solo son los haitianos; son los salvadoreños, los hondureños, nicaragüenses, guatemaltecos y todos los países pobres que invaden literalmente México con la esperanza de llegar a EUA, al igual que much@s mexican@s que no encuentran oportunidades aquí. Esto debería de ser una enorme reflexión sobre lo afortunados que somos muchas personas que sin riquezas vivimos de alguna manera cómoda. No tener que huir es un privilegio, no tener que arriesgar la vida a morir golpeado con tal de no morir de hambre es un privilegio, también debemos exigir dignidad en el trato a los migrantes que son personas y no merecen lo que está pasando, que es igual o peor que lo que está sucediendo en Afganistán. Al final todos somos personas y debemos ser tratados como tal.