Fernando Islas
El sexenio de Enrique Peña Nieto fue catastrófico en materia energética, el hijo pródigo de Atlacomulco imaginó que la soberanía nacional era una clase de propiedad o artículo que podía subastar sin reparo alguno.
Esta situación no sorprendió ni a propios, ni extraños, el ex presidente lo repitió una y otra vez en diferentes oportunidades durante su campaña para los comicios del 2012, por ello es que en 2013 teniendo como cómplices a los legisladores del Pan se consumó el robo más grande de todos los tiempos, la reforma energética.
Justo está reforma estructural fue la bandera de lucha para muchas personas en el país, entre ellos el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien junto a miles de mexicanos y mexicanas nos dimos a la tarea de informar y concientizar sobre las consecuencias sobre la privatización de la que éramos y hasta la fecha seguimos siendo víctimas, todo por la ambición desbordada de una “camarilla de hampones” que tomaron por asalto las arcas de la nación.
Hoy en el llamado gobierno de la cuarta transformación hay diferentes trincheras de lucha por la recuperar y blindar nuestra soberanía energética, desde las propuestas del ejecutivo, el empuje del legislativo y por supuesto la movilización popular, desafortunadamente parte del Poder Judicial ha sido cómplice silencioso de aquellos que se frotan las manos por ocupar nuevamente espacios de decisión, para llenar aún más sus ya repletos bolsillo.
Hoy una de esas trincheras es una realidad, la adquisición de la refinería Deer Park ubicada en Texas, ya es propiedad de la nación y aportará al país hasta 320 mil barriles diarios de gasolina, diésel y turbosina y de forma paralela se suma al Sistema Nacional de Refinación las 6 refinerías ubicadas en Cadereyta, Madero, Minatitlán, Salamanca, Tula y Salina Cruz, así como Dos Bocas en Tabasco y la Coquizadora en el Estado de Hidalgo.
Esto nos garantiza en un mediano plazo a tener autosuficiencia de combustibles, terminar de una vez por todas con la dependencia de combustibles que por años tuvimos con Estados Unidos y evitar los gasolinazos implementados durante el período neoliberal.
Tiempo al tiempo, pronto otra batalla de épicas dimensiones iniciará con la defensa de la reforma eléctrica, pero esa es otra historia.