El Gallo 12/Con espolones de gallo
Los abuelos son sabios de vida y muchas veces nos pretenden trasladar su sabiduría a través de los refranes, seguramente, más de una vez nos han repetido que nunca hay que cantar victoria antes de tiempo, rezando que “del plato a la boca se cae la sopa” y tristemente para nosotros el adagio se cumplió el pasado sábado en el Corregidora, cuando ya sentíamos tocar el cielo con la yema de los dedos y que teníamos 3 puntos en la bolsa, nos pasó algo de probabilidades ínfimas, el portero contrario nos metió gol, nadie lo marcó, se le minimizó, entró “como Juan por su casa” y adiós, en el último minuto nos quitaron dos puntos, que resultaban ser de oro molido.
La semana pasada fue de verdadera pesadilla, no sólo nos sucedió lo improbable ya redactado, sino que además fuimos goleados de una manera humillante, una de nuestras argucias era decir a los cuatro vientos que a pesar de las derrotas nadie “nos había pasado por encima” y Pumas se encargó de desdecirnos. Hablar de lo mal que jugamos, no tiene ni caso después de un 4-1.
Como aficionados ya no sabemos cómo lidiar con nuestra frustración por los pobres resultados arrojados en este torneo. Se han conjugado varios factores en contra y que están fuera de nuestro alcance: la novatez de Mauro, un plantel digno de la Liga de Expansión y sobre todo el abandono total de una directiva que obviamente nada quiere con Querétaro.
Cada que vemos las alineaciones que presenta Gerk (que no Guerk), suponemos o hacemos la elucubración de que debería estar otro jugador en tal o cual puesto del 11 titular, y nos consta que Mauro ha intentado darnos gusto a todos los opinadores, sin ningún resultado, conclusión: pésimo plantel. Ya pedimos a gritos que se termine esta masacre; vamos perdiendo por unanimidad; nos tiraron en 8 rounds, 6 quedamos de pie, pero dañados y sólo uno ganado; si de verdad, esto fuera una pelea de box, ya habrían parado la contienda, pero como es futbol, tendremos que aguantar los 17 episodios, a pesar de ya no tener más cara… para recibir más golpes.