Las ideas y la percepción de la sociedad van cambiando conforme vamos avanzando en el futuro, nuestros padres decían que las cosas importantes debían durar toda la vida y a favor de sus dichos se fabricaban cosas muy duraderas. Después de la segunda Guerra Mundial la idea que trataban de inculcar los gobiernos del mundo era la certeza de que la vida valía la pena vivirla, que no era efímera, sino que habíamos logrado, como sociedad mundial, un progreso que nos permitiría tener cosas ciertas, que se lograría un estado de bienestar “para toda la vida”.
El plan general mundial era que los Estados tenían la responsabilidad de darle a la población todas las herramientas y servicios necesarios para tener una vida feliz; ese pensamiento, al principio bien intencionado se estrelló con varios fenómenos, principalmente la sobrepoblación y el dispar desarrollo entre los diversos países, causados casi siempre por decisiones políticas particulares, pero el desarrollo mundial siguió su curso, después del estado de bienestar, vino el estado tecnócrata que buscaba la especialización de los miembros de la sociedad que se impulsaba a través del desarrollo tecnológico y de las comunicaciones. Hoy estamos en el inicio de una nueva etapa con la incursión en varios lugares y momentos de nuestra vida de la automatización robótica y la incursión de la Inteligencia Artificial en la vida cotidiana.
Nuestro país no logró consolidar ninguna de las dos primeras etapas. Actualmente tenemos un gobierno que se queja de los errores del pasado, trata de reivindicar, ideas, conceptos y figuras como la de Benito Juárez, los hermanos Flores Magón y el General Cárdenas; mientras denuesta a personajes y sus ideas, como las de Antonio López de Santa Ana, Porfirio Díaz y Carlos Salinas que, aunque más contemporáneo su gobierno sucedió hace 35 años.
El gobierno no se ha caracterizado por recomponer los errores antes cometidos para introducirnos a una realidad mundial de la que no podemos separarnos, principalmente porque nuestro vecino es el país más poderoso del mundo y aunque con sus problemas a logrado meterse en la modernización de la vida pública. Es verdad que los gobiernos anteriores no resolvieron las complejas necesidades que requería el país, ni nos educaron para afrontar la cambiante realidad mundial. Pero este gobierno tampoco lo está logrando, quejándose y maldiciendo a los anteriores no ha conseguido erradicar la corrupción, mejorar el sistema de salud, ni la economía nacional. El peor error de este gobierno es que tampoco cimentó una nueva base educativa que buscara quitar los vicios que tenemos sí, desde esas épocas que evoca esta administración.
En materia educativa este gobierno no está proponiendo una nueva educación, sino una especie de adoctrinamiento hibrido que no va a ayudar a las nuevas generaciones de mexicanos a integrarse a las necesidades que ahora mismo se requieren, perdemos el tiempo en discutir nimiedades como maquetas sobre contenidos sexuales, mientras se intenta torcer la realidad a través de materias como civismo o la relevancia de aprender una lengua indígena. El Gobierno no desarrollará una sólida enseñanza en matemáticas por demás importante para las prácticas de la vida futura, tampoco fomenta la lógica, ni la física pues no están incluidas en el nuevo programa educativo. Si en lugar de civismo se estudiara ética se podría consolidar una sociedad fuera de las limitantes de las ideologías o creencias religiosas, quizá entonces se podría ayudar a paliar la corrupción. Ergo podríamos empezar a ver hacia un sólido futuro, un bienestar propio y una especialización que nos ayude a tener una seguridad personal más duradera.