Roberto Mendoza
Las ideas que ha planteado el presidente durante su gobierno siempre me han parecido muy buenas. La primera buena idea que recuerdo del presidente era que iba a regresar a los militares a sus cuarteles, creo que debió empezar con mejorar las policías locales, pero tuvo una mejor idea, una Guardia Nacional (GN) que sirviera y se coordinara en todo el país; fue un desastre, un caos, la GN se convirtió de facto en la contraparte de la Policía Federal, despidieron a policías con experiencia que quizá tenían algo que aportar, integraron a militares de las llamadas Guardias Presidenciales y con una mínima preparación incluyeron a jóvenes., la GN tiene un esquema legal inconcluso, sus elementos no tienen una formación grupal integrada en objetivos ni una preparación nacionalista, mucho menos una mística, no hay cuarteles para todos.
Es una corporación híbrida, mal formada y mal entrenada en unos casos y otros con un entrenamiento militar enfocado a otros objetivos, como el de cuidar al presidente, sin objetivos a mediano y largo plazo, la GN es, por el momento una fuerza, que no es ni militar ni policiaca.
Otra idea genial, es una de las necesidades más importantes de todos los mexicanos, tener un sistema de salud, eficiente, amable, integral, funcional, sin problemas con la distribución de medicinas y gratuito, es un deseo magnífico. ¿Por qué no se logró en cinco años esta genialidad?
El problema más grave, que se repite en las ideas de esta administración y que impide que se desarrollen de buena manera, es el razonamiento de las personas que trabajan para y con el presidente, quizá hasta las del mismo mandatario: Hay que acabar con la corrupción de tajo. Para hacer eso hay que destruir lo que había antes y construir todo desde cero, es una idea radical que ha demostrado, en la historia del mundo que no funciona, así lo trató de hacer Mao Tse-Tun, Salvador Allende, Fidel Castro, Hugo Chávez y varios más, fracasaron.
Lo más ineficiente del pensamiento de la 4T es que se basa en el rencor y el revanchismo, no tienen una estrategia, no quieren integrar, no pueden congeniar, incluir y mejorar las ideas, la imposibilidad de empezar de cero radica en que al destruir lo que había antes, desprecian la experiencia, que es el pilar del método, al no rescatar lo poco o mucho que servía de los procesos y capital humano anterior, les es muy difícil integrar nuevos planes y proyectos. Gobernar no es sólo un arte, también es ciencia y experiencia, el desdén en este gobierno, generó grandiosos inventos, destinados al fracaso.
El sistema de salud que iba a ser igual o mejor que el de Dinamarca no se logró y en menos de seis meses no se va a poder crear, corregir, ni implementar lo que no se pudo producir en seis años. El ejemplo que da razón al argumento anterior fue el triste INSABI, un fiasco y el IMSS Bienestar que es su redención va por el mismo camino, la distribución de medicinas es un desastre y es muy fácil inmiscuir a la corrupción en su nuevo esquema, la llamada Mega Farmacia es otra ocurrencia que da pasos firmes al naufragio, día a día ante los frustrados ojos de los enfermos que necesitan un medicamento y de todos, vemos con zozobra como se tira nuestro dinero.
Era importante integrar a los mexicanos que quizá trabajaban en esquemas erróneos, presos de la corrupción, estoy seguro que los miles de empleados que el gobierno despidió sin misericordia al principio de esta administración y en años subsecuentes habrían aportado valiosas experiencias que mejorarían y enriquecían las muy buenas ideas del presidente. No fue así, la ira, la rabia y el desprecio son estos sí, la mística de este gobierno y han marcado, la quiebra del sexenio.