Roberto Mendoza
Otra gran idea de este sexenio fue la institucionalización de lo que pretendía ser un nuevo modelo de comunicación política: la Mañanera. Ya ensayado por el presidente Obrador en sus días como jefe de gobierno de la Ciudad de México, era una manera de posicionarse mediáticamente en la prensa, sobre todo en los muy escuchados noticiarios matutinos. En 2001 no construían opinión las redes sociales, los noticiarios matutinos eran extremadamente importantes y AMLO irrumpía en ellos, marcaba agenda y combatía las opiniones en su contra, era una réplica que asaltaba la vida pública.
Se espera que el presidente siempre tenga algo que informar y que se puedan divulgar los actos del gobierno que los diversos medios no puedan incluir en sus espacios que siempre son reducidos, el presidente conoce muy bien el periodismo, las tendencias y la manera de como generar “la nota” es decir, presentar su información para que tenga interés general y hasta cierto nivel de escándalo.
El presidente usó, desde el primer día, este ejercicio que se supone sería de información como un vehículo para enviar mensajes y posicionar su opinión política, así como enviar órdenes a sus secretarios de estado para que se realizara alguna acción. El ejercicio informativo se perdió casi inmediatamente, lo que se hizo, entonces y hoy, es propaganda, se ejerce presión contra adversarios o disidentes y se injuria y agrede a quien el presidente quiere, sean periodistas, personalidades o hasta gobiernos extranjeros.
Al principio, parecía que había cierta desorganización en quien ingresaba a la mañanera, se “colaban” medios desconocidos, personas que se llamaban a ellos mismos periodistas sólo porque vertían su opinión en una cuenta de Twitter y que algunos políticos retuiteaban por amabilidad; pero no era anarquía, sino una estrategia y funciona desde el primer día para posicionar, a veces hasta con dinero, algún tema en la conferencia, para aplaudir la propaganda del gobierno y para generar una especie de culto a la personalidad, presencia, supuesto trabajo y éxitos del presidente.
De manera calculada, el presidente a través de su jefe de prensa permitió también la entrada de periodistas, tristemente cada vez más extranjeros, porque los medios locales tienen miedo de alguna represalia o agresión real, incluso dentro de la misma conferencia, mientras que los extranjeros hacen preguntas incómodas acerca de las acciones y decisiones del presidente y su gobierno y usualmente no son agredidos, esto para dar la apariencia de que hay una gran libertad de prensa, pero es mentira, el presidente no contesta las preguntas, ni reconoce los errores, él siempre tiene “otros datos” o no coincide con las preguntas, a veces simplemente miente y si es demasiado obvio, regaña, enreda la respuesta con supuestas equivalencias históricas o simplemente ignora la pregunta. “Article 19” en un estudio demuestra que el presidente sólo ha dicho la verdad 5.9% en lo que va de todas las mañaneras.
La Mañanera no es un diálogo circular, es un acto de gobierno, ha sido hasta perjudicial para el presidente porque parece que es el único acto de administración pública y poder que hace en el día, es decir, sólo trabaja tres o cuatro horas en la mañana y por eso es importante para él irse de gira, nadie sabe a ciencia cierta qué hace en lo cotidiano; pareciera que gobierna y hace acuerdos mediante este acto público. Si así fuera se explicarían las malas decisiones o la falta de ellas, la razón de la inseguridad y el caos en el gobierno, revelaría la razón de la corrupción, del actuar de sus hijos, del poder y los negocios de sus cercanos. ¿Después de la mañanera el presidente se va a dormir o a jugar béisbol? El país entonces, lo gobierna la inercia, muchas veces la ocurrencia y diario, el abrazo de la violencia.