Seth Pérez

En varios lugares del país podemos observar el efecto de un 2023 con insuficientes lluvias por la sequía de presas y el paisaje. En cualquier salida a carretera en Querétaro podemos observar los colores ocre y café de las hojas secas en los árboles de cerros y praderas. Parece un recuerdo la presa de San Miguel de Allende donde quedan unos charcos. El riesgo de incendios agrava la situación porque una botella tirada o cristales de basura pueden iniciar la chispa que detone un incendio.

Las acciones de empresas y personas pueden ser muchas pero es importante que realicemos movimientos contundentes para provocar un verdadero cambio y evitar los daños que ya se están viendo en otros países como Chile, que registra incendios nunca antes vistos. Hasta hace unas décadas el agua era un recurso que parecía interminable y que no se quería pagar por el suministro. El aíre limpio ya tiene un precio con las restricciones empresariales, de circulación y el costo de la verificación vehicular, entre otros.

Pero el planeta requiere poner el foco donde se generan los mayores efectos de contaminación, emisión de CO2 y deforestación. Es momento de ver en nuestras acciones personales, empresariales y de región, a fin de encontrar formas de minimizar los efectos de manera radical para evitar daños mayores y cisnes verdes. Revisemos nuestras actividades diarias para ver como encontramos solución. ¿Usted qué opina?