Paloma Arce
En este 2024 seguiremos haciendo historia y elegiremos a la primera presidenta de México, hecho que trasciende las fronteras del país. Este acontecimiento representa un avance significativo en la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a nivel mundial.
La presencia de una mujer en el cargo más alto del gobierno mexicano envía un poderoso mensaje de inclusión y diversidad, inspirando a las generaciones futuras a aspirar a puestos de liderazgo sin importar su género.
Además, la perspectiva única de una mujer presidenta enriquecerá las políticas públicas, promoviendo la equidad de género, la protección de los derechos de las mujeres y la inclusión de sus voces en la toma de decisiones. Este hito histórico ofrece una oportunidad para transformar la sociedad y romper con estereotipos arraigados, fomentando un cambio cultural profundo que beneficie a toda la sociedad.
La elección de una mujer como presidenta de México es un paso trascendental hacia un mundo más igualitario y justo, donde el género no sea un factor limitante para acceder a posiciones de liderazgo y donde se reconozca el invaluable aporte de las mujeres en la construcción de un mejor futuro para todos. Esperamos suceda lo mismo en todos los estados y en Presidencias Municipales que por décadas han sido gobernados solo por hombres como es el caso de Querétaro.