En Cadereyta de Montes, la contienda, en contraste con el resto del estado, se desarrolla con un único candidato que tiene por contrincante su propio reflejo.
Morena y la oposición lanzaron al ruedo a una candidata que solo destaca por su escala de grises entre las apagadas propuestas y alianzas políticas que simula en su municipio. Ni hablar del priismo, que en elecciones pasadas habían contendido por ganar regidurías y que hoy se equipan en una alianza que deja el camino libre para ganar una elección por ‘default’, encabezada por Miguel Martínez Peñaloza.
El candidato Martínez es quien parece enfrentarse con su propio éxito y despertar en la oposición, las más bajas artimañas políticas que buscan entorpecer el camino hacia una elección limpia.
Desde el semidesierto Queretano, han llegado rumores de la avioneta que según aseguran los necios, impide la caída de la anhelada lluvia por esa zona. Lluvia que por cierto, tampoco cae en los estados y municipios gobernados por el PRIMOR, tal es el caso de nuestro Estado vecino de Hidalgo .
¿Habrá también avionetas cesando la lluvia en las delimitaciones de Morena? Me pregunto quién es el responsable de manejar el clima en esos Estados, porque en Cadereyta cuentan con un hombre que a diestra de caprichos puede manejar las nubes y es comparado con el mismísimo Dios de la lluvia Tlaloc.
Habrá que hacer una carta a Nacional Geographic para relatar el talento de Martínez, y catapultarlo como proeza de milagro rentando el súper poder de apaciguar las aguas de maremotos y ciclones donde se necesite.
Las aseveraciones contra Martínez Peñaloza se extienden hasta la reciente y muy lamentable nota de accidente supuestamente provocado por dos jovencitas en las inmediaciones de la carretera a Santa Bárbara, Cadereyta y que como pólvora, circuló en medios la noticia de que las hijas del candidato eran causantes del suceso. En el peritaje los hechos resaltaron que las responsables no son hijas del candidato y que de hecho, las implicadas son bien identificadas siendo originarias del municipio de Ezequiel Montes.
Ante tal polémica, Martínez Peñaloza, se halla encerrado en el lodo de la guerra sucia. Una cuestionable estrategia por parte de la oposición, que utiliza el sufrimiento de una familia para ganar simpatía e insulta la capacidad de discernimiento de los ciudadanos.
Más humillante aún, el papel periodístico que manipulan algunos para “informar” el panorama social, y que no se dignan al menos en corroborar la información de fuentes fidedignas, haciendo del amarillismo el ungüento para el hambre que les lastima.
La lista de culpabilidad de Martínez Peñaloza es tan larga como la oposición (que juega con sus propios datos) decida.
La impresión final de Cadereyta es que en la jugada política, el abanderado de la alianza PRI-PAN, juega solo y que sus contrincantes en vez de ir tras la pelota, invierten sus energías en hacer lodo el terreno del juego.
A final de cuentas, los goles son los que ganan el partido.