Roberto Mendoza
La administración pública pretende transformarse, convertir el enorme y lento aparato burocrático, ayudado por herramientas técnicas y tecnológicas, en un ente más eficiente y reducido. Apuntalando esta nueva estrategia administrativa, la presidenta está integrando a su gabinete científicos y académicos que, es lo esperado, eficienticen los procesos y antepongan el pensamiento racional, práctico y científico para consolidar una nueva manera de gobernar. La actual primera parte de esta nueva idea de gobierno mexicano llegó a destruir lo que consideraba un gran contubernio de conexiones corruptas, eliminando a su manera, compromisos y negocios que supuestamente, respondieron intentando desestabilizar al país, el gobierno se mantuvo fuerte y prevaleció. Sin embargo, los vacíos de poder fueron rápidamente cubiertos por nuevos compromisos y negocios que reestablecieron, con nuevos personajes, las redes de corrupción.
Estos personajes que llegaron a dinamitar todo, son supuestos pensadores de línea radical que prevalecen hasta el momento en el gobierno. Uno de los representantes más visibles de este grupo es el actual diputado federal del Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña, en modo alguno es un intelectual, ni un académico, tampoco ha experimentado ninguna faceta de la administración pública, nunca ha tenido poder real, ni presupuesto o equipo y plazas para asignar tareas y trabajos; es sí, un especialista en discurso político, casi siempre provocador, incendiario y grosero. Por eso, no le han encargado o asignado una responsabilidad de este tipo, él mismo se da cuenta que no podrá seguir con el discurso turbulento, la oposición por sí sola está, ahora mismo y por lo menos durante los próximos tres años, derrotada, desorganizada, los líderes actuales son los peores que han tenido los partidos que antes detentaban el poder y en sus filas había verdaderos intelectuales que transformaron el país.
El movimiento radical de la actual administración ya sirvió para lo que era útil, destruyó lo que fue necesario y a veces hasta lo valioso, los pocos que pueden cambiar su perspectiva se integraran a este nuevo esquema más moderado, ya no será posible echarle la culpa de las cosas que pudieran salir mal al gobierno que acaba y los gobiernos anteriores ya están muy lejanos, son historia; la oposición si no desecha el lastre de sus actuales dirigencias y buscan nuevos liderazgos, serán una curiosidad museológica. Por eso, Gerardo Fernández Noroña – hago votos – él y sus pares radicales, se convertirán en fósiles, una curiosidad política rumbo a su propia extinción.