La oposición política dista mucho de ser la de los años 60. No tiene imaginación, no tiene empuje, no persigue ideales, se limita a señalar lo que está mal, no acuña frases, no crea nuevos movimientos, no usa la tecnología…. Hay que aceptar lo que dice el presidente: Están derrotados. ¿Cómo vamos a creer que el PRI es democrático con el presidente que tiene ese partido? ¿Cómo vamos a creer que el PAN es honesto si sus dirigentes y miembros más prominentes hacen oscuros acuerdos? ¿Cómo le creemos a Movimiento Ciudadano si lo mejor que pueden ofrecernos es un ‘marketing’ para niños y adolescentes?