Con una diferencia de pocos días y en lugares muy diferentes, en días anteriores han sido descubiertos misiles de tecnología muy sofisticada en manos de actores que no deberían tenerlos.
Primero, se encontraron 4 misiles antitanque Javelin, de fabricación norteamericana, que habían sido vendidos a Francia, en manos de las milicias de una de las facciones que se disputan el poder en Libia. Este país desde la muerte del dictador Kaddafy en octubre de 2011, se ha visto envuelto en una interminable guerra civil y se ha vuelto un estado fallido. No se sabe cómo llegaron los misiles a manos de una de las varias facciones que luchan internamente, pero sí se sabe que el presidente francés simpatiza con su líder y lo apoya para que se haga de la victoria y del poder en Libia.
Estos misiles sólo se venden a los aliados más cercanos de Estados Unidos, por lo que se ha abierto una investigación; adicionalmente porque la ONU ha decretado un embargo de todo tipo de armas a todas las facciones de la guerra civil libia.
El otro caso es el descubrimiento e incautación de un misil aire-aire que era parte de un arsenal en manos de un grupo italiano de extrema derecha simpatizante de los rusos y de su involucramiento en Ucrania. El misil es de manufactura francesa y sólo puede dispararse desde aviones, a menos que se elabore un sofisticado sistema que posibilite otro tipo de disparo.
Los dos ejemplos demuestran que la posesión de armas avanzadas que supuestamente sólo pueden poseer las fuerzas armadas de un país y que son muy difíciles de adquirir, ya se encuentran en manos de grupos políticos no gubernamentales y que pueden fácilmente caer en manos de cualquiera.
Esto nos lleva a visualizar que las luchas políticas y las ideológicas cada vez tienen menos restricciones. Se cumplen 25 años de ataque terrorista del grupo Hezbolá en Buenos Aires en contra de una asociación israelita que dejó 85 muertos y más de 300 heridos. El ataque estuvo apadrinado por Irán y a la fecha no hay responsables ante la justicia.
Las amenazas terroristas o de grupos políticos son responsabilidad del Estado y su prevención resulta esencial si se quieren evitar actos de esa naturaleza además de los conflictos internacionales que surgirán en consecuencia.