Ante los grandes avances tecnológicos que con facilidad adopta la humanidad , pocos y lentos son los cambios en materia social. Gozamos una enorme cercanía por todos los medios digitales, pero seguimos alejados de adoptar plenamente las conductas que promuevan una sana convivencia. La educación para resolver estos problemas es la respuesta común, pero algunos piensan que aún hay mucho más que ideas que modificar. ¿Qué debe cambiar?
Sir Ken Robinson ha dedicado su vida para promover cambios radicales en materia educativa, pero también advierte que muchos de estos son complejos e ilustra que la forma de concebir al sistema educativo actual es como una fábrica que busca el conocimiento en masa. La crítica es a los conceptos básicos que, según él, deben cambiar, como el de creatividad, inteligencia y éxito escolar. En su libro ‘The Element: How Finding Your Passion Changes Everything’, centra en la pasión de cada persona el motor de cambio, pero también identifica las limitantes del sistema educativo actual.
Francia vivió el pasado lunes la mayor huelga de los años recientes. Más de 400 kilómetros de embotellamiento por la falta del transporte en común. La solución de problemas al parecer está centrada en causar otros para identificar quién tiene más fuerza. Muchos conflictos o controversias se solucionan de formas que podrían ser calificadas como poco elegantes, adultas, maduras o civilizadas. En muchos congresos de países en el mundo, los golpes, insultos y acusaciones son comunes o al menos es otra forma de comunicar y actuar.
Así como Robinson apunta que muchos conceptos requieren cambiar en la educación, muchos son parte de una sociedad que el éxito tiene como acción válida aplastar al otro. Pero el cambio debe ser mucho más que en la educación; se requiere tocar muchas estructuras que son parte del problema. Ya dejamos muy atrás la época en que aceptamos que un maestro podía reprender con una regla a sus alumnos, pero aún hay mucho que hacer. Sin embargo, para cambiar se requiere dialogar, comprender, analizar, debatir y al final acordar y trabajar en conjunto. El diálogo se ha perdido en muchos entornos y gana más alzar la voz que los argumentos. ¿Usted qué opina?