Médicos de Colombia volvieron a ser víctimas de reclamos y hasta de amenazas de muerte a raíz de declaraciones del Ministro de Salud
Pedro L. Jáuregui Ávila
El Ministro de Salud de Colombia, Fernando Ruiz, de manera increíble, puso a los médicos en el ojo del huracán, cuando afirmó que “hay un incentivo de hospitales y clínicas particulares para mantener en las unidades de cuidado intensivo, a pacientes más allá del tiempo que se necesita, por el interés económico de mantener las camas ocupadas y poder facturar los servicios”.
Eso declaración reforzó el rumor que se había generado de que los centros hospitalarios recibían una buena cantidad de dinero si el paciente fallecía por el COVID-19 o sí se recuperaba, en todo caso el reembolso era superior en el primer caso.
Las palabras del funcionario fueron el detonante para que el personal de salud volviera a ser víctima de reclamos y hasta de amenazas de muerte, en especial los médicos, porque los familiares se exasperan al ver que no se conocen noticias de sus enfermos y cuando llegan son para anunciar que han fallecido. Luego viene el viacrucis para la entrega del cuerpo, el no poder velarlo y posteriormente el dar sepultura.
El problema social en Colombia se hizo más álgido, no solo por el encierro que decretó el gobierno para evitar un crecimiento sin control de la pandemia sino porque se conocieron nuevos casos de malversación de recursos oficiales para ayudar a los más necesitados y el silencio que han guardado las autoridades y los medios de comunicación, qué tras haber dado a conocer los hechos, no han vuelto a decir nada.
Otra situación preocupante se vive en la frontera por el regreso de los venezolanos a su país, por la ruta de Cúcuta, quienes han sido frenado por las autoridades de su país, al permitir solo el ingreso de 300 personas por día, lo que ha generado una bomba de tiempo, porque los que regresan llegan en vehículos que los dejan en la zona de frontera y enseguida se regresan a sus lugares de origen, lo que genera escasez de alimentos, por la falta de recursos, inseguridad y frente a ello no hay planes de contingencia, porque las condiciones no están dadas para un brote extra de COVID-19.