Frente al riesgo de mayores contagios y para evitar un posible rebrote de COVID-19, la SEP ha determinado que el inicio de clases sea a distancia a través de la transmisión de contenidos educativos por televisión
Guadalupe Murguía/Columnista y senadora del PAN por el estado de Querétaro
El ciclo escolar 2020-2021 será todo un reto. Frente al riesgo de mayores contagios y para evitar un posible rebrote de COVID-19, la SEP ha determinado que el inicio de clases sea a distancia a través de la transmisión de contenidos educativos por televisión.
Con más de 53 mil muertos y casi medio millón de contagiados es evidente que la pandemia no está domada ni controlada y las autoridades educativas ven en la TV la opción para evitar que 30 millones de alumnos vuelvan a los planteles a partir del 24 de agosto.
Esta polémica decisión ha provocado numerosas críticas que la han calificado como insuficiente, improvisada y anacrónica; sin embargo, objetivamente parece difícil aplicar otra opción distinta en un país donde la accesibilidad a internet es del 56% de los hogares, mientras que el 94% tiene aparato de televisión.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo se anticipa que la educación tendrá un retroceso de 5 años y, se calcula que en nuestro país 1.4 millones de alumnos no regresarán a las aulas para el próximo ciclo escolar, ello sin considerar preescolar y primaria.
Parece que esta estrategia para atender la contingencia no fue producto de la consulta a docentes, se anuncia incluso que en los programas educativos a trasmitir por televisión se irían integrando en los próximos días, ya que el actual modelo educativo no está pensado para medios audiovisuales, ni se cuenta con los materiales de enseñanza adecuados y suficientes.
También es necesario analizar los métodos de evaluación a los estudiantes y fortalecer a formación de los maestros en las nuevas tecnologías y métodos pedagógicos virtuales.
Evidentemente no basta la cobertura televisiva, nada sustituye al buen maestro.
El proceso de enseñanza es mucho más que trasmitir conocimientos.
La experiencia educativa en estos 5 meses de pandemia ha revalorizado significativamente la labor de las maestras y los maestros, así como la necesidad de contar con la cercanía e involucramiento de los padres de familia en la educación de sus hijos.
Desafortunadamente por el momento no hay una estrategia clara de apoyo a las madres y padres trabajadores quienes tendrán dificultades reales para apoyar la instrucción de sus hijos.
La educación a distancia es un desafío mayúsculo, se requiere la creatividad y sinergia de todos, autoridades educativas, maestros, padres de familia, incluso de los alumnos, ante las condiciones que nos impone la nueva normalidad.
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