Son las lideresas quienes refuerzan el concepto de la ciudadana frente a la mujer que vive situaciones en vulnerabilidad o de economía dependiente

Mish Miranda

La existencia de más mujeres líderes, involucradas en política, en asuntos públicos, de Gobierno o sociales, contribuye a generar nuevos roles y prototipos de nosotras en sociedad. Nos permite abrir espacio de percepción y asociación de la mujer a lo que en distintos roles tradicionales e históricamente repetidos, y hasta reprimidos, se ha visto.

La experiencia de las mujeres en estos rubros ya ha mostrado que su incidencia en la agenda política sí aporta a la visibilización de temáticas como custodia parental, legislación y medidas, programas contra la violencia de género, la salud sexual, el empleo, así como la autonomía económica, medidas de seguridad en espacios públicos, diferentes perspectivas de educación, atención a grupos vulnerables, entre otras áreas.

Son las lideresas quienes refuerzan el concepto de la ciudadana frente a la mujer que vive situaciones en vulnerabilidad o de economía dependiente, que son una mayoría en Latinoamérica, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La paridad también supone la liberación para los hombres, quienes desde un tipo de masculinidad anclada a diversas proclamaciones de responsabilidad como proveedores familiares, poca incidencia en la crianza de los hijos, forman parte de los ejemplos que se exponen a través de la historia y de las múltiples familias, con patrones de conducta que no permiten compartir roles en igualdad.

Estas medidas afirmativas temporales deben continuar siendo parte de los sistemas políticos y órdenes de Gobierno en México y América Latina para propiciar este avance en la mirada que damos a las niñas y mujeres de nuestros países, erradicar la violencia hacia ellas, también es un ejercicio de como asumir sus capacidades y reconocernos en igualdad ante cualquier escenario de desarrollo tanto individual como colectivo.