Estos archivos reflejaban, a priori, situaciones difíciles de justificar o entender
Abel Mejía
“La única diferencia entre la muerte y los impuestos es que la muerte no se vuelve peor cada vez que el Congreso se reúne”. Will Rogers.
Hace algunos días el sitio web de Propublica publicó un artículo sobre ciertos archivos secretos del Internal Revenue Service de los E.U.A. (“IRS”) que revelan el monto de impuestos que pagan muchos billonarios en los E.U.A. y algunas de las estrategias, todas ellas perfectamente legales, para reducir su tasa de imposición al máximo.
Estos archivos reflejaban, a priori, situaciones difíciles de justificar o entender. Por ejemplo, se reveló que en 2007 y 2011 Jeff Bezos de Amazon (actualmente el hombre más rico del mundo) no pago un centavo de impuestos federales en E.U.A. A su vez, se veía que Elon Musk de Tesla, el segundo hombre más rico del mundo, tampoco pago un clavo de impuestos federales en los E.U.A. en 2018.
¿¿¿¿Cómo???? Antes de que nos desgarremos las vestiduras, es importante mencionar que estos archivos del IRS también reflejan que los Sres. Bezos y Musk lograron semejante hazaña completamente dentro de la ley. Nada de fraudes, nada de usar factureros, nada de cobrar en puro cash, nada de esconder el dinero bajo el colchón. Esto que parecería no podría explicarse sino como un truco de ilusionismo de David Copperfield, tiene una explicación muy concreta y que parece aplicar no solo en el sistema fiscal de los E.U.A. sino en los sistemas fiscales de muchos otros países, incluyendo el nuestro.
¿Qué es? Pues simple, que muchos de estos sistemas atan la causación del impuesto no al incremento del patrimonio en sí, sino a un evento de realización donde un activo del patrimonio sea transferido, es decir su titular legal cambie, a un tercero a cambio de algún tipo de contraprestación, que puede ser con recursos monetarios o en especie. Este requisito, que bajo el sistema fiscal de los E.U.A. es generalmente conocido como un “realization event” y que fue inicialmente concebido y validado en el famosísimo caso de Eisner v. Macomber resuelto en 1920 por la Suprema Corte de Justicia de los E.U.A., sostiene que lo que el impuesto sobre la renta de los E.U.A. grava no que una persona se vuelva más rica, sino que materialice dicha riqueza adicional que ha generado. En México este principio aplica en muchas situaciones donde hay un claro aumento en el patrimonio de una persona, pero no se ha concretizado en una compensación adicional. Ejemplos claros de esto son la apreciación que hay en acciones de compañías o en inmuebles donde, para efectos de impuesto sobre la renta, no hay un evento causativo de dicho gravamen hasta que se enajenan dichos activos.
¿Es esto correcto, injusto, inmoral, o simplemente eficiente o práctico? Esta reflexión es harina de otro costal, pero basta decir que una sobre-regulación en el tema podría, más que incrementar la recaudación fiscal, llevar a ineficiencias en la economía nacional y un éxodo de capitales a tierras más verdes (fiscalmente hablando). Sigamos platicando en @MrMejiaCosenza.
Para el gordito… en el nuevo estadio Allegiant de los Raiders en las Vegas, guarden espacio para la MASIVA Billionaire Burger que sirve el stand local de Holsteins y que incluye toque de foie gras y trufas…