Sergio Arellano
Es una pregunta que ha causado mucha polémica en los últimos meses por la postura de dos sectores: la Iglesia y la sociedad civil. Por un lado, la visión eclesiástica ha dejado en claro que la familia se compone por una madre, un padre y un hijo. En contraposición a ello, colectivos como el LGBT+ han resaltado la importancia de las familias homoparentales, lo cual apoyo considerablemente, siempre y cuando se verifiquen los estándares de calidad de vida del menor involucrado en el trámite de adopción.
Dejando a un lado este debate tan interesante, les quiero relatar un caso sucedido en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos y titulado ‘Formerón e hija vs. Argentina’, el cual señala, en términos generales, que no se puede negar el derecho a un círculo familiar de naturaleza monoparental. ¿Qué significa esto? Cuando solo hay un padre o una madre.
En el asunto que les quiero compartir, una niña fue dada en adopción por su madre biológica. El padre biológico, Javier Formerón, se opone y promueve las acciones legales correspondientes ante el Poder Judicial de Argentina. La autoridad jurisdiccional, después de analizar el particular, definió que afectaría al interés superior de la niña, la presencia de la figura paternal como un único sustento. De acuerdo a su razonamiento, no podían invalidar la adopción a la otra familia porque también necesitaba el ícono maternal. No bastaba con el señor Formerón.
Acto seguido, la Corte Interamericana estudió este planteamiento en el que optó por condenar al Estado argentino por haber discriminado a un modelo de familia integrado, en este caso, por un padre, señalando que no se puede utilizar el interés superior del menor para defender cierto tipo de familia.
Con esto, estimada o estimado lector, quiero invitarlos a reflexionar sobre la progresividad de las figuras jurídicas y el deber de aplicarlas correctamente, entendiéndolas como algo que va evolucionando y tomando como su eje central la visión pro persona y la protección más amplia a los derechos humanos.
