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Un piquete que no duele y da esperanza: vacunan a adultos de residencia en Corregidora

Honduras autoriza a sector privado comprar vacunas / Foto: Isai López
Honduras autoriza a sector privado comprar vacunas / Foto: Isai López

Más de 60 de los residentes de Ballesol ofrecieron el brazo y una gran sonrisa para recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer Carlos Uriegas Bastan dos mililitros para que ellos sonrían y se pongan a bailar. “Ver una jeringa jamás me dio tanto gusto”, es una de las frases que se escucharon … Leer más

Más de 60 de los residentes de Ballesol ofrecieron el brazo y una gran sonrisa para recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer

Carlos Uriegas

Bastan dos mililitros para que ellos sonrían y se pongan a bailar. “Ver una jeringa jamás me dio tanto gusto”, es una de las frases que se escucharon en Ballesol, una residencia para adultos mayores que ahora sí puede decir que lo tiene todo, hasta vacunas contra el Sars-Cov2.

El municipio de Corregidora cuenta con 10 mil adultos mayores en posibilidad de ser inoculados con la ansiada vacuna contra la COVID-19, y este viernes por la mañana 68 de los residentes de Ballesol ofrecieron el brazo y una gran sonrisa para recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer, lo que marcó el inicio de su proceso hacia lo que ellos llaman y conocen como normalidad.

Alrededor de las 11 de la mañana, llegaron enfermeras, servidores de la nación y elementos del Ejército Mexicano al número 65-A de la calle de Fray Nicolás de Zamora. El grupo conformado por ocho personas iba custodiando una pequeña hielera azul, con un contenido valioso, como si se tratara del “Santo Grial” o el “elixir de la fuente de la eterna juventud”, una pequeña dosis que alimenta su esperanza hacia el reencuentro con sus hijos, nietos o bisnietos y recuperar el valor de la salud para expresarla en besos y en abrazos.

Antonio González-Quiros, director de operaciones de Ballesol, compartió la alegría al ver cómo los residentes reciben esta primera dosis.

“Tras un año muy complicado, en el que los residentes no han podido estar en contacto directo con sus familiares, es una alegría que los auténticos héroes de esta pandemia reciban hoy la vacuna”, expresó el responsable de Ballesol en México, quien compartió que en su residencia, en épocas libres de pandemia, los residentes tienen libertad para salir o recibir visitas de manera habitual, algo que sin duda es lo que más añoran.

Uno a uno y con las medidas de seguridad necesarias, fueron desfilando los adultos mayores hacia la mesa de madera en donde tres enfermeras preparaban las pequeñas jeringas.

Apoyados por personal de la casa de retiro, en andaderas y sillas de ruedas se acercaban las señoras y señores a recibir la vacuna. El piquete no sólo fue medicinal, sirvió como inyección de ánimo para enfrentar una pandemia que vino a modificarlo todo.

El señor Eduardo Maass Peña se mostró muy alegre. Él llegó por un mes para recuperarse de una operación en el brazo, pero tan a gusto dice estar, que ya lleva cuatro años como residente.

Al preguntarle al señor Maass a qué se dedicaba, ataja la pregunta y con firmeza conjuga el verbo presente: “Me dedico, soy violinista, toco el violín. Les toco a mis amigos y compañeros. Si no fuera por la música ya me hubiera vuelto loco, la música alivia y alegra y cuando uno alegra a personas mucho mayores que yo es una satisfacción que no tiene precio”, responde don Eduardo, quien con 69 años es de los jóvenes de la casa. Él luce entero y con gran fuerza sabiendo que aún le quedan muchos recitales por delante.

En Ballesol también hay varios nonagenarios, como el licenciado Jorge Hernández Palma, quien aún se ve fuerte y con la lucidez mental del joven que estudió derecho, fue periodista y pasó a la historia de Querétaro, al ser el primer director del Registro Civil en el estado. Don Jorge con la vacuna toma fuerzas para cumplir con el anhelo de abrazar y besar a sus bisnietas.

“Estoy muy contento, porque podré hacer cosas que no puedo hacer, como abrazar a mis bisnietas. Además de mi familia extraño mucho a mis amigos, como Mariano Palacios (exgobernador de Querétaro) él fue mi alumno y me llamó para decirme que ya me están esperando, pero no puedo ir. Espero pronto poder verlos a todos”, expresa ilusionado el periodista y abogado, uno de los impulsores para la autonomía de la UAQ y quien litigara para que la Universidad obtuviera los terrenos del campus en el Cerro de las Campanas.  Por si eso no bastara, también es cantante, sentimiento que comparte con sus compañeros y amigos dentro y fuera de Ballesol.

Las historias por contar no han terminado, son pasado, presente y futuro. Cada uno de ellos tiene mucho qué decir, pero todos también son uno junto con el equipo médico, psicológico y administrativo que conforman 74 elementos que trabajan en la residencia en el municipio de Corregidora.

La doctora Yalia Velasco también tomará un aliento, ya que la seguridad de los residentes, muchos de ellos vulnerables, se verá reforzada con la llegada de la vacuna.

“La mayoría esperaba esta vacuna, estamos pendientes de alguna reacción, calmar algunos nervios y acompañándolos para que estén seguros y tranquilos”, comentó la responsable médica de adultos que van de los 64 a los 98 años.

Los habitantes de Ballesol forman parte de las 104 personas que viven en asilos o casas de retiro en Corregidora y que en plena primavera recibieron un pequeño piquete que vale oro, como el tiempo, ya que cuando se sabe que la vida está en la recta final, la prisa por vivir está latente para culminar los sueños y ponerle broche de oro a una historia que se escribe día con día, a veces con sólo dos mililitros de esperanza.

 

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