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Crisis del COVID-19 necesita gasto público no austeridad: UNCTAD

La UNCTAD afirma que la única manera de lograr una recuperación económica justa y resistente a partir de la crisis del COVID-19 Redacción Según el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2020 de la  Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la única manera de lograr una recuperación económica justa y … Leer más

La UNCTAD afirma que la única manera de lograr una recuperación económica justa y resistente a partir de la crisis del COVID-19

Redacción

Según el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2020 de la  Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la única manera de lograr una recuperación económica justa y resistente a partir de la crisis del COVID-19 es mediante una expansión fiscal audaz y bien diseñada, liderada por las economías de primer mundo.

Los porcentajes de deuda pública y PIB nacionales aumentarán considerablemente en 2020 y, si el pasado es buena guía, no volverán rápidamente a los valores anteriores a COVID-19. Lo que importa, según el informe, es cómo se produce ese retorno.

“Una consolidación fiscal adecuada requiere, en primer lugar, una fuerte recuperación económica; y los gobiernos deben tomar la iniciativa”, enfatizó el secretario general de la UNCTAD, Mukhisa Kituyi.

Este principio no guió las respuestas después de la crisis financiera mundial (GFC), cuando los inadecuados paralelismos entre los presupuestos de los gobiernos llevaron a muchas economías a optar por la austeridad. La idea de una austeridad expansiva fue, según el informe, un fracaso, dejando una situación fiscal frágil en vísperas de la crisis de COVID-19.

Dadas las limitaciones del gasto público en muchos países en desarrollo, se necesitará un importante apoyo internacional para garantizar que dispongan del espacio fiscal necesario.

La pandemia de COVID-19 ha alterado los balances públicos cuando la economía mundial ya se estaba precipitando hacia la deuda. Según el Instituto de Finanzas Internacionales, en el primer trimestre de 2020 el acervo de deuda mundial alcanzó el nivel sin precedentes de 258 billones de dólares.

En respuesta a la crisis del COVID-19, el promedio mundial deuda y PIB se disparó 10 puntos porcentuales hasta alcanzar el 331% sólo en los primeros meses de la pandemia.

En las economías desarrolladas, el problema fue el rápido aumento de la deuda de baja calidad de las corporaciones no financieras. El endeudamiento total de las empresas no financieras había llegado a 75 billones de dólares a finales de 2019, el doble que en 2008.

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Con los gobiernos concediendo préstamos y garantías durante el confinamiento, esta ola de impagos de las empresas es probable que ejerza una presión adicional sobre sus balances, dice el informe.

Igualmente, se señala que la volatilidad en la confianza de los inversores, las fluctuaciones de los precios de productos básicos, el acortamiento de los plazos de vencimiento y los mayores costos de los riesgos de refinanciación, el aumento de la carga del servicio de la deuda externa, constituyen un escudo de contingencias.

La UNCTAD detalla que las economías de países en vías de desarrollo más pequeñas y abiertas, en todos los niveles de ingresos, necesitarán la asistencia financiera de la comunidad internacional para preservar y ampliar el espacio fiscal interno.

Mientras que países en desarrollo con economías fuertes deben orientarse a la inversión productiva en nuevas tecnologías ecológicas y a aprovechar el progreso tecnológico para la inclusión social y la prestación de servicios públicos universales.

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