Queridos lectores, hace como un año les compartí un artículo llamado “Quiero subirme a un tren”, y les comentaba la riqueza de esos trenes que van a 20 kilómetros por hora, que tardan horas y horas en llegar a su destino. Un viaje en tren te deja sabiduría, cuando aprendes a disfrutarlo, comprenderlo y apreciar que, en la vida, el estar aparentemente quieto también es avanzar. Te invito a que si tienes la oportunidad lo busques en las columnas de este periódico o hagas ‘click’ a esta liga: http://blemac.jimdo.com/ o.
Hoy quiero compartirles el otro lado de la moneda. Con este artículo llamado ‘4 x 4’ te hará pensar en un coche de focos cuadrados y llantas anchas, con luces en el techo, ventanas de lona y respirador en el escape. Si ya sincronizamos nuestros pensamientos, a ese coche le llamaremos Cirilo.
Cirilo tiene una peculiaridad, le gusta y está hecho para todo terreno; le encanta el polvo, la aventura y revotar. Se adapta con gran facilidad al terreno, y aunque ya tiene muchos años encima, parece un chaval de 25. De vez en cuando saca a relucir sus años, pero con un buen apapacho en el taller mecánico, Cirilo sale otra vez como nuevo a compartir su esencia.
Había observado las consecuencias que la familia de Cirilo causaba en sus dueños, sin embargo, no había experimentado lo que en realidad sucedía. Hoy te comparto mi mirada hacia Cirilo y lo que decidí aprender de él.
En el día a día, te subes a tu carro, al camión o al transporte que ocupes, y pones el GPS interior hacia el trabajo, la cita o el destino a alcanzar. Con el correr de los días, si ya llevas tiempo haciendo la misma ruta y ocupando el mismo transporte, te encontrarás que dejas de percibir los olores, los movimientos, hasta las comodidades o incomodidades (porque hasta escuchar el ruido extraño se vuelve algo común con el pasar del tiempo). Cirilo, el protagonista de este artículo, tiene una peculiaridad distintiva, no permite, ni deja que caigas en esa anestesia. Cada día está hecho para vivirlo de manera extraordinaria, fuera de lo común. Y creo haber descubierto cómo lo logra.
Cirilo no está hecho para la ciudad, y su ADN es para la tierra y los terrenos heterogéneos; por consiguiente, lo plano, los semáforos, las moralidades, las formas y los permisos no son parte de él. Actúa en consecuencia a su estructura, y va más despacio que cualquier coche anatómico y brinca de manera descomunal si se le atraviesa un tope. Analicemos esta parte: “Va más despacio que cualquier coche anatómico”. Claro, su motor y estructura no están hechos para correr, están hechos para sostener con fuerza, es un caballo de cuatro patas fuertes, no es ágil. Y la siguiente frase mencionada fue: “brinca de manera descomunal si se le atraviesa un tope”. ¿Por qué brincar si para eso fue hecho? Aunque en la ciudad creamos objetos similares a la naturaleza, no están estructurados de la misma manera que la naturaleza, un tope es lineal, absoluto, imponente, corto, intransigente, y solo tiene una función; detener al conductor reduciendo su velocidad. Cirilo no entiende de esas cosas si fue creado para avanzar, con fuerza, de estructura silvestre y corazón aguerrido.
¿Cómo está eso de crear topecitos de concreto si los caminos se hicieron para moverse, transportarnos y llevarnos de manera rápida y segura a nuestro destino? ¡Pues sí! Cirilo es un gran maestro, nos muestra su estructura bronca y nos recuerda nuestra estructura original antes de vivir en lo moralmente permitido. Consciente soy de la importancia del orden, de las reglas, de las formas y de las estructuras. Como seres sociales, necesitamos vivir bajo ciertos formatos para garantizar y salvaguardar nuestra existencia; sin embargo, no olvidemos que también somos broncos que venimos de una naturaleza que no compite, que simplemente es y se acepta.
Cirilo nos lleva y transporta con sus muchos años encima, regalándonos su ruido, haciéndose presente para que no platiquemos, simplemente escuchemos (su frecuencia cardiaca, su ruido y fuerza interior); nos transporta de forma lenta para que disfrutemos el paisaje. Su ritmo balanceado nos arrulla y nos hace reflexionar de cómo estamos, ayudándonos a buscar nuevas hipótesis y conclusiones. Nos invita a prestarle atención a la persona que viene a tu lado, y dentro de ti.
Por eso, Cirilo ha logrado cautivar emociones, porque espejea el ADN que traes, te hace regresar a dónde perteneces, la naturaleza, y te brinda momentos para generar paz interior.
Nuestra misión de vida es ser feliz, estar en paz, ser quien somos sin parecernos a nadie, conectarnos en tiempo presente para disfrutar el aquí y el ahora, adaptarnos a las diferentes formas y ocupar el ‘4 x 4’ que trae tu corazón para convertirte en una mejor versión de ti mismo/a y alcanzar la plenitud total.
Por: Ely Machado
La autora es Master coach