En el primer caso, el robo de información sucede cuando se pierde por ejemplo nuestra cartera o bolsa y ahí se encuentran nuestras identificaciones, comprobantes de domicilio, fotografías personales y de nuestra familia, referencias bancarias, bauchers de pagos en establecimientos, agendas, teléfonos inteligentes que pueden desbloquearse e inclusive con acceso a sus redes sociales y correos electrónicos. Otros delincuentes buscan información dentro de los buzones de correo y hasta dentro de la basura.