El robo de identidad es ya un fenómeno muy usual que genera consecuencias jurídicas muy delicadas y va en aumento. Se conocen actualmente dos causas de dicho robo de identidad por las cuales los delincuentes, según la Revista Forbes, tratan de obtener la información necesaria, uno que es el robo físico de información (offline) y el robo de identidad a través de las tecnologías de la información (online).
En el primer caso, el robo de información sucede cuando se pierde por ejemplo nuestra cartera o bolsa y ahí se encuentran nuestras identificaciones, comprobantes de domicilio, fotografías personales y de nuestra familia, referencias bancarias, bauchers de pagos en establecimientos, agendas, teléfonos inteligentes que pueden desbloquearse e inclusive con acceso a sus redes sociales y correos electrónicos. Otros delincuentes buscan información dentro de los buzones de correo y hasta dentro de la basura.
Por ello hay que destruir cualquier documento que lleve nuestros datos antes de tirarlo y pagar nuestros recibos e impuestos por banca electrónica o en los portales oficiales de las empresas y dependencias correspondientes, asegurándonos siempre de que sea desde un sitio seguro (marcado en la barra de navegación como ‘https’) y desde una computadora no pública. Cuantas veces tiramos documentos sin darnos cuenta que traen información importante que cualquiera puede recopilar fácilmente y utilizarla en su beneficio.
En el segundo escenario, los delincuentes cibernéticos buscan hacerse de su información a través de varios medios; por ejemplo, mandan correos electrónicos falsos en nombre de instituciones reconocidas pidiendo se les mande información personal confidencial. En algunos casos, estos correos pueden contener además virus y software espía.
Esto sucede también en los cibercafés en donde se queda registrado su acceso a redes públicas. Otro modus operandi es revisar las redes sociales en búsqueda de información útil sobre su persona. La recomendación es ignorar los correos sospechosos y editar, a nuestra conveniencia, los filtros de privacidad de nuestras redes sociales, y no incluir información personal que no sea necesaria.
Es importante mencionar que un delincuente logra robar una identidad, la usa para realizar trámites en nombre de la víctima, incluyendo la solicitud de créditos. Hay que recordar que cada vez que un otorgante recibe una solicitud de crédito, éste revisa el historial crediticio del cliente prospecto en una sociedad de información crediticia como Buró de Crédito. Se han detectado muchos casos de robo de identidad en donde se comenten fraudes de muchos miles de pesos, situación que generará indudablemente un litigio desgastante para desvincularse de toda responsabilidad.
“Para comprender la seguridad no hay que enfrentarse a ella, sino incorporarla a uno mismo”.
Alan Watts
Por: Sergio Arellano Rabiela
